“Por si tienen expectativas de que va a venir algo más, les aviso que esto es lo que hay”, dijo Cacho Buenaventura para informar que su show no era más que eso, el de un hombre de 53 años, que se ríe de sus enfermedades y que apuesta que, pese a todo, hay que vivir felices “como Dios manda”.
Cacho demostró que mantiene intacto ese contacto con el público que va a escuchar los cuentos que ya escuchó, pero que son relatados de manera nueva cada vez.
El humorista de Cruz del Eje colmó el Teatro Verdi en las dos funciones del espectáculo “Enteramente Crazy” que presentó este fin de semana.
Con una banqueta y una pantalla como única escenografía Cacho inició su espectáculo del sábado interpretando “Castillos en el aire”, de Alberto Cortez, con el acompañamiento de sus músicos.
Aseguró que el nombre del show se debe a que “hay que estar totalmente loco para reírnos de lo que nos pasa”.
“Con lo que cuesta una mesa familiar, la arruinamos prendiendo la tele para escuchar las últimas declaraciones de Wanda Nara. ¿No tendremos nada para decirnos?”, dijo.
“Pero prefiero a la Nara antes que escucharlo al racista al revés, que quiere una lista con negros”, dijo, aludiendo a Luis D’Elía, en uno de los pocos tramos dedicados a reírse de la política.
Cacho demostró una vez más que puede hacer reír con la simpleza del relato costumbrista, en una charla como de amigos, que empieza en un tema y se ramifica en una decena de otros más, con chistes de borrachos y tías feas, con alusiones a “la cansadora” y la innegable presencia de los consejos de su madre que lo definió, desde chiquito, como “un buen tipo, pavo, pero bueno”. De lo primero, estamos seguros.