Como cada mañana, con paso presuroso, sale del departamento que lo alberga y comienza su peregrinar por las calles de la ciudad, mezclado con la gente que pasa con indiferencia a su lado.
Su extrema delgadez se acentúa en su rostro anguloso y en la holgura de las ropas que lo cubre y recuerdan épocas mejores.
Cruzado en bandolera, sobre su frágil figura, aprieta la correa del sencillo maletín, que guarda y cuida como un tesoro. Es que en él lleva escritas en hojas amarillas, ajadas, algunas un tanto borrosas, toda la historia (¿o podríamos decir el drama?) de su vida y de su incansable búsqueda de casi dos décadas de justicia para sus pesares.
Pertenece él a una familia de antigua data en la ciudad, de solvencia económica muy importante, con una vida donde supuestamente intervinieron razones de amor, odio, ambición y desprecio, que se pusieron de manifiesto cuando, por causa de desaparición física de los progenitores, hicieron necesaria la repartición de una cuantiosa herencia, de la que todavía hoy, después de casi 20 años, espera le sea explicado dónde fue a parar la parte que le correspondía.
En esos escritos se hace una reseña cronológica de cómo transcurrieron esos años: desacuerdos familiares; designación de una administradora que, durante 12 años, no rindió cuentas de la misma, y cuando lo hizo, presionada por una denuncia, presentó entre algunas cosas -gastos por mantenimiento de un familiar- de un monto de dinero, imposible de creer por lo elevada para esa época.
Cuenta de sus trabajos, sus negocios, de los atentados de que fue objeto en varias oportunidades, de las palizas que recibió en otras, de las supuestas estafas de que también fue objeto, de la cantidad de profesionales que estuvieron a cargo de su causa sin llegar jamás a un resultado, del temor que experimenta en todo momento y lugar porque siente que lo persiguen, que lo amenazan, y él lo atribuye a las cosas que dice saber y que ha intentado denunciar, pero por alguna razón no fueron recibidas, probablemente porque las mismas comprometerían a personas de poder para quienes la corrupción y las injusticias son moneda corriente.
Señor lector...
¿Reconoce en esta historia al personaje?
¿Sabe usted algo de él?
¿Sería usted solidario con él?
¿Podría ayudarlo de alguna manera?
Si tiene respuestas positivas, tiéndale su mano solidaria y ayúdele a encontrar respuestas a tantas angustiosas preguntas, que desde hace casi 20 años son el motivo que impulsan su vida.
Sus respuestas puede enviarlas por e-mail a monifor_7@hotmail.com.
M.A.
DNI 2769310
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