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Chamico-Conrado Nalé Rosia; Fray Mocho; José Sixto Alvarez; Roberto Arlt; Alberto Hidalgo; Samuel Eichelbam, Edmundo Gillborg y Félix Luna |
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Escribe: Jesús Chirino La semana pasada nos referimos a algunas grandes plumas que supieron escribir para el vespertino local Heraldo en los años treinta del pasado Siglo XX. Se trataba de los escritores que integraban la organización "Gente de Prensa", que ofrecía una suerte de servicio literario y periodístico al diario villamariense. Ahora continuamos rescatando aquella interesante experiencia. Varias firmas de prestigio En sus páginas el Heraldo daba muestra de la alta valoración que tenía por aquellos escritos que, llegados desde Buenos Aires, se publicaban en esta pequeña ciudad. Más allá del espacio dedicado a cada nota, periódicamente publicaba las fotografías de los escritores señalando que eran colaboradores del medio. Así destacaba los aportes de las prestigiosas figuras de Alfonsina Storni, Teodoro A. Berro, Alvaro Yunque, el crítico y poeta Córdoba Iturburu, el reconocido Raúl González Tuñón con su columna "Perfil de la semana" y no, como se consignó erróneamente en la nota anterior, "La brújula de bolsillo", cuya autoría corresponde a su hermano Enrique González Tuñón, también colaborador del Heraldo. Es importante destacar este dato, sobre el que volveremos en otra nota, más allá de que alguna vez el diario publicó la foto de Raúl en la columna de Enrique o puso el nombre de Alvaro Yunque al pie de la misma. Otro habitual colaborador en la publicación local, "mediante el servicio exclusivo para Heraldo de Gente de Prensa", fue el escritor de origen peruano Alberto Hidalgo. Autor que, entre otras obras, publicó varios libros dedicados a la difusión de las teorías de Sigmund Freud en el país. La contribución de Hidalgo con el Heraldo supo aparecer en una columna denominada "Pequeños hechos, pequeñas ideas". Los villamarienses de entonces también podían leer las colaboraciones escritas por Edmundo Guibour, quien fuera gran amigo de Carlos Gardel. Se trataba de un reconocido crítico teatral, periodista, escritor y director de cine. Trabajó para el diario Crítica de Natalio Botana y estaba muy ligado a los ambientes del teatro, el tango y el turf. Otras firmas que aparecen a partir del inicio de la relación del diario local con "Gente de Prensa", en 1933 y por varios años, son las de Joaquín Dávila, Chamico, Silvia Gurrico, Last Reason, Samuel Eichelbaum y Carlos Peláez de Justo, quien no sólo fue cronista de Crítica sino también habría sido secretario de Natalio Botana. Según entendemos quien firmaba con el seudónimo Chamico sería el periodista, humorista y poeta Conrado Nalé Roxlo. Por su parte el mencionado Samuel Eichelbaum fue un escritor entrerriano afincado en Buenos Aires cuya obra más recordada quizás es "Un guapo del 900" . En tanto que Silvia Guerrico, escritora que frecuentaría el mundo del radioteatro, sus colaboraciones en el Heraldo serían publicadas en la columna "Una mujer en la multitud". La lengua viva Cuando, en su edición del 26 de mayo de 1933, el Heraldo hace la presentación del colaborador Last Reason y sus "Misceláneas deportivas", destaca que "Gente de Prensa" es una organización que cumple con el propósito de relacionar, de "vincular a la prensa del interior los más positivos valores del diarismo metropolitano en todos sus aspectos…". En realidad Last Reason era uno de los seudónimos de Máximo Sáenz, escritor uruguayo que también trabajó en el diario Crítica. Este autor también supo redactar bajo el seudónimo "El hombre común" en artículos donde rescataba el habla rioplatense y el lunfardo. En 1927, la Real Academia Española opinó que el español debía hablarse como en Madrid. Desde los países americanos, hablantes de esa lengua, se produjo una reacción, en Argentina participaron del debate Jorge Luis Borges y Roberto Arlt. Estos escritores que no coincidían en mucho, sí lo hicieron a la hora de señalar la escritura de Last Reason como ejemplo de una lengua que mostraba tener vida. Es tan así, que en una de las más conocidas Aguafuertes de Arlt, "El idioma de los argentinos", el escritor que supo vivir en la cercana localidad de Las Perdices dice: "Un pueblo impone su arte, su industria, su comercio y su idioma por prepotencia. Nada más. Usted ve lo que pasa en Estados Unidos. Nos mandan sus artículos con leyendas en inglés, y muchos términos ingleses nos son familiares. En el Brasil, muchos términos argentinos (lunfardos) son populares. ¿Por qué? Por prepotencia. Por superioridad. Last Reason, Félix Luna, Fray Mocho y otros, han influido mucho más sobre nuestro idioma que todos los macaneos filológicos y gramaticales de un señor Cejador y Frauca, Benot y toda la pandilla polvorienta y malhumorada de ratones de biblioteca, que lo único que hacen es revolver archivos y escribir memorias, que ni ustedes mismos, gramáticos insignes, se molestan en leer porque tan aburridas son". Regresando a la presentación que el Heraldo hace de Reason, en 1933, podemos señalar que allí se dice que para entonces hacía quince años que el escritor se había instalado en Buenos Aires, trabajando primero en actividades que nada tenían que ver con lo literario, luego "llega a la redacción de un diario ya desaparecido, en el que hace sus primeras armas", más adelante vendría la reconocida columna en el diario Crítica y el uruguayo convierte sus crónicas deportivas en un real ejercicio literario. Americanista El 24 de mayo de 1933, víspera de aniversario de la Revolución de 1810, Carlos Peláez asume la voz del grupo de "Gente de Prensa" y fija clara posición en pos de la unidad latinoamericana. Así escribe "Por encima de todo, aún de su fundamental condición de organización puramente periodística Gente de Prensa es, en esencia, una entidad argentina por donde se la busque, mejor dicha americana, sí, como cuadra, se considera con la amplitud necesaria la evolución que deberá tener en su previsto desarrollo, de acuerdo con los propósitos que inspiraron su creación", por eso no podía dejar pasar "el día por excelencia de la Patria, sin recordar las horas iniciales de la nacionalidad…". Plantea que la nacionalidad argentina "como expresión de la solidaridad social de los pueblos que habrían de modelarla y constituirla" es anterior al movimiento emancipador. Visión que, dice, puede aplicarse a las naciones americanas que fueron territorios del dominio español. Realiza un claro planteo americanista y brega por la solidaridad continental que señala como elemento del programa de los hombres de mayo que, más allá de las diferencias, nunca debería abandonarse.
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