A fines de junio pasado se publicaba una nota titulada “Los sectores medios no pueden comprar tierras en el ex Aeroclub”. Ese informe periodístico, recogía declaraciones de funcionarios públicos y opiniones de un precandidato a intendente. Si bien en aquella oportunidad respondí a esos dichos con otros dichos, hoy creo que los hechos me dan la razón.
Los pasos que se van dando en torno al Programa de Acceso al Suelo Urbano (PASU) son seguros y auspiciosos. Hace pocos días logramos acuerdo con los oferentes privados para el sector comercial y de residencias estudiantiles. Antes, el 18 de junio, en el Salón de los Deportes, el sorteo de las preadjudicaciones de zonas, mostró que jóvenes parejas de asalariados -que conforman los denominados “sectores medios”- se manifestaron con alegría porque el sorteo ratificaba su primera opción, o bien con renovada esperanza porque no más allá del miércoles próximo definirán en su segunda opción. Pero todos con enorme satisfacción por la limpieza del procedimiento y la certeza de que han de obtener su lote, aventando los fantasmas que suelen merodear en estos casos.
Ni los viejos prejuicios ni aquellas visiones personales o mucho menos la intencionalidad política de algún sector, pudieron calar en la opinión pública. Hasta acá, nuestro programa está firme, tanto como las ilusiones de los que proyectan la autoconstrucción de sus viviendas familiares.
El espíritu del PASU, está siendo respetado y creo que el consenso social y político que tiene desde la sanción de la Ordenanza Nº 6176, está creciendo.
Se reafirma la idea central de que el Estado interviene para regular el mercado y garantizar el derecho constitucional de acceso a la vivienda.
No parece tener lugar ninguna posibilidad de boicot o apropiación de un programa que ha sido ganado por los villamarienses. Desde esa perspectiva, merece un reconocimiento la actividad operativa que llevan adelante los institutos municipales de Vivienda y de Inversiones, cuyos presidentes integran junto a nuestros representantes el Consejo Fiduciario conformado por la ordenanza del PASU.
Precisamente, en ese organismo se definen los criterios políticos y los caminos adecuados para el logro de los fines del PASU y como lo hacemos desde la concejalía, buscamos generar consensos, asumiendo el desafío de demostrar que la política, más allá de lógicas y necesarias diferencias, es la mejor herramienta para avanzar hacia esquemas de mayor justicia social.
Anidaba en esta ciudad la idea de que había en torno de esas tierras oscuros negociados. Me siento orgulloso de contribuir a revertir esa visión. Sigo apostando a construcciones colectivas. De manera comprometida, militante y consecuente. Trabajamos para modificar conciencias y construir oportunidades para crecer y desarrollarse.
Carlos Andrada,
concejal de Encuentro en Defensa del Proyecto Nacional