En referencia a la década que nos ocupa, la canción tradicional fue abriendo paso a un estilo expresionista que paulatinamente se conformó como algo más intimista.
Vale decir, que en contraposición a la década precedente, las versiones de los diferentes compositores fueron perdiendo gran parte de su componente político. El nuevo ciclo no se produjo de manera brusca. La guerra de Vietnam tardaría aún varios años en concluir y en consecuencia los artistas de la década en cuestión se ocupaban esporádicamente de temas relacionados con los derechos humanos, los avasallamientos ciudadanos por doquier y la energía nuclear, entre otros temas de magnitud.
Recién inaugurados los setenta, la confluencia de dos talentos creativos erosiona por sobre todo lo conocido el campo de las propuestas musicales, presente hasta entonces. Con majestuosidad arriban al mercado las canciones de Carole King y su inseparable compañero James Taylor. El panorama “underground” cambiaba momentáneamente su geografía preferida, el Greenwich Village, con sus gélidos inviernos, para instalarse y abrirse paso entre las tibias aguas californianas. Carole King, mística y enérgica compositora y cantante, volcaba todo su carisma sobre el teclado de su piano Hammond para demostrar que en el campo de las figuras femeninas, al menos, era la mejor ejecutora del instrumento de cuerdas. Su imborrable éxito, himno gigante a la amistad que refiere a su relación con Taylor, sigue siendo objeto de difusión en los medios radiales en distintas latitudes. Esa obra de Taylor titulada "You’ve got a friend" (en español, "Tu amigo fiel" o "Tienes un amigo") fue la interpretación estrella de la eximia pianista. California, tierra de promisión, se presentaba como el escenario ideal para la musa inspiradora de King, Taylor y sus compañeros de senda, Randy Newman, Carly Simon, Dory Previn, el cuarteto Crosby, Stills, Nash and Young y otros similares. Dicen los críticos musicales, que el álbum "Tapestry" ("Tapicería") es lo mejor de Carole King, imposible de superar por su propia creadora. Esta placa vendió 2.500.000 unidades en todo el mundo.
Del Bar Americano a Cristal. En la Villa, por aquellos años, esas corrientes musicales se presentaban de manera incipiente como "las novedades musicales" que llegaban desde el norte. Lo internacional causaba extrañeza, primaban otros estilos impuestos por la jerarquía nacional, por ejemplo el circuito de "El Club del Clan" que disponía de millones de adeptos. No sólo en nuestro país, la comunidad latinoamericana se hacía eco de estos sonidos y se sumaba al festejo deliberado. Luego vendría "Música en libertad" con Cristian Andrade y María Esther Lobero, entre otros. Una inmensa legión de jóvenes seguía las emisiones televisivas cada semana. A principios de los setenta, el Bar Americano de Copertino había cerrado sus puertas. Llegaba la transformación, abría Cristal. Surgen entonces los integrantes de la familia Montenegro. El "Patón" y su padre Juan Carlos, el eterno "Señor Mozo" Pedro Morales (todo un caballero) y los hermanos Córdoba, fieles al rubro, desde siempre.
Hasta la próxima ...
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO
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