El nieto número 77 en la lista de los recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo, Horacio Pietragalla, narró anoche ante decenas de personas cómo se dio cuenta de que era hijo de desaparecidos.
Dijo, entre otras cosas, que su madre apropiadora era empleada doméstica de un militar, por lo que no tuvo una educación familiar propiamente castrense, sino que fue educado en una escuela municipal.
Entre comentarios y chistes para distender en medio de una historia tan difícil, contó que de chico pensaba que era adoptado porque no coincidía ideológicamente con sus padres.
De grande, con su novia, comenzaron a fijarse en casos de desaparecidos hasta que encontraron a Liliana Corti, que tenía un bebé en brazos. Ella era igual a él, “pero con peluca, dijo”.
El padre de Horacio, “Cacho” Pietragalla estuvo enterrado en el cementerio de San Vicente, en Córdoba capital.
Su caso tardó sólo 17 días en develarse, por tener datos genéticos tan parecidos a Corti y a su papá.
También contó el festejo que se organizó en Abuelas en su honor.
Habló de la importancia de Abuelas en relación al derecho a la identidad en Argentina y cómo repercutió su lucha para mejorar su normativa.
Horacio fue presentado por el concejal del justicialismo Sebastián Capurro, Omar Barberis de la UNVM y Omar Toscano de la APDH el que, además, conocía al papá de Horacio.