Señor director:
El pasado 3 de noviembre, en viaje por la ruta 158, desde San Francisco hacia Villa María, venía yo conduciendo mi Chevrolet Kadet Ipanema, patente SIY 370. Durante el viaje, la batería del coche se quedó sin carga, por lo que apague las luces y volvía a encenderlas cuando venía algún vehículo de frente, para no consumir batería y así tratar de llegar a destino para poder repararlo. Entre Las Varas y Las Varillas, alrededor de la hora 13, encontré un control policial. Había dos camiones parados delante de mí. Al llegar mi turno, el agente que hacía el control me solicita el carné de conductor y la tarjeta verde del vehículo. Al ir hacia adelante para controlar la patente, me hace estacionar al costado del camino y me dice que me tiene que confeccionar un acta de infracción porque yo no llevaba las luces bajas encendidas. Le expliqué el problema que tenía pero el agente no quiso atender razón alguna. Se retiró de mi vehículo y se encaminó al móvil número 5171; confeccionó el acta de infracción y al regresar me preguntó si yo iba a firmar el acta. Le comenté nuevamente que el auto había sufrido un desperfecto eléctrico y él me respondió que no estaba ahí para perder el tiempo. Le pedí el talonario con el acta, para firmar y me lo entregó de mala manera y volvió al móvil policial.
En el acta en cuestión, el agente había escrito que yo me negaba a firmar, lo cual no había ocurrido en lo absoluto.
Fui hacia el móvil policial para preguntarle por qué actuaba de la manera en que lo hacía y no me respondió. Le pregunté quién estaba a cargo del operativo, a lo que respondió que en el acta figuraba el sello con su nombre.
Me dirigí a otro efectivo, quien se encontraba a unos 15 ó 20 metros de distancia y volví a preguntar quién estaba a cargo de la patrulla, tampoco recibí respuesta. Tampoco recibí respuesta alguna al preguntar a dónde debía yo efectuar el descargo correspondiente.
Ante tanta mala educación demostrada por el agente Alberto O. Aráoz o.t. 1430107 de la Policía de Córdoba, se lo hice notar antes de volver a mi coche para retirarme.
En ese momento me dicen que descienda. Lo hice, junto con mi hijo, que me acompañaba. Uno de los efectivos me apuntó con una escopeta y ordenándonos: “¡Abajo, abajo!”. Le pregunté qué pasaba y por toda respuesta volvía a recibir la orden: “¡Abajo! ¡Cállese la boca!” y patadas en los tobillos para que abriera las piernas. Igual procedimiento siguieron con mi hijo. Nos hicieron vaciar nuestros bolsillos, como si fuéramos los peores delincuentes, todo esto, con la escopeta en la mano.
En ese momento, me doy a conocer como suboficial retirado de la Armada Argentina.
Ante esto, el agente Aráoz se alejó de nosotros hacia su móvil y después de hablar por radio, nos gritó que nos fuéramos y que íbamos a tener que pagar los 600 pesos de multa.
La verdad es que agentes como éstos, enajenados completamente, que no respetan los derechos de las personas, hacen quedar muy mal a la Policía de nuestra provincia de Córdoba.
Al continuar el viaje, entre Las Mojarras y Villa María, se nos detuvo el coche por falta de carga en la batería.
A.G.
LE 5517306
N. de la R: el autor de la carta que antecede presentó fotocopia de la siguiente documentación: facturación del taller del automotor en donde arregló el desperfecto sufrido por su Chevrolet. Factura de la casa de repuestos.
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