Señor director:
Con motivo de los hechos de abuso ejercidos por la Policía local, en especial contra la docente Mónica Sonzini, deseo repudiar toda acción que denote violencia, y más aún si viene de un órgano encargado de la seguridad ciudadana.
Pero también veo la indiferencia de toda una sociedad que asiste a hechos de este tipo y mira para otro lado. ¿O acaso creemos que se lo “merecen”, por protestar, por ser pobres o “negros”?
Si es así, es grave, y mucho más grave es pedir mano dura.
¿Qué nos pasa que no nos damos cuenta que el sistema es perverso, que vomita pobres por todos lados y lo único que ellos reciben son palos o balas?
Esto provoca la guerra de pobres contra pobres, y en esto no escapa nadie, estamos todos: docentes, policías, obreros, empleados, etcétera.
Ojalá algún día la “educación pública”, que ha sido vaciada por toda esta clase dirigente, ocupe agendas y nos permita darnos cuenta que el enemigo no es mi vecino, sino aquel que decide reprimir o dejar sin trabajo a miles de hombres y mujeres, y condena a miles de niños y jóvenes a la marginación.
Para terminar, quiero compartir algunas de las expresiones de un grande como Eduardo Galeano, en su obra “El derecho al delirio”, cuando nos dice...
“La Policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
la educación no será el privilegio de quienes no puedan pagarla,
y el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza.”
Mirta Abregú
Docente - DNI 21757237

Condenado pide prisión domiciliaria
A la sociedad toda:
Yo soy reincidente y estoy detenido por un delito que no es grave.
La necesidad por la cual hago esta carta es para pedirle públicamente a la señora juez Silvia Saslavsky de Camandone que me ayude con la solicitud que le hice el día 12 de noviembre ante su secretario, el señor Roberto Jue.
Me refiero a la aplicación del Artículo 33 de la Ley 24.660 (*), que habla de la prisión domiciliaria por padecer una enfermedad en período terminal. Y a mi problema lo considero terminal, dado que padezco HIV-Sida, toxoplasmosis y hepatitis C.
En el tiempo que llevo detenido, tengo sinusitis. La hepatitis C se me está agravando y, además, tengo un problema dermatológico.
Llevo casi ocho meses entre rejas por “chantaje”. El día del juicio pedí perdón y expresé mi arrepentimiento ante el fiscal (Francisco) Márquez, la señora juez y su secretario. Fui condenado a tres años de prisión.
El doctor Jue me comentó que lo que solicito depende de un médico forense, quien me puede dejar ir a morir a mi casa o a un hospital.
Lo que estoy padeciendo es un acto inhumano en todo sentido. Yo no maté ni violé a nadie. Hace unos días, en Buenos Aires, le dieron prisión domiciliaria a un hombre que violó a sus tres hijos. A lo que voy, es que estoy pidiendo humanamente esa posibilidad, ya que se trata de una ley.
Actualmente estoy tomando ocho medicamentos diarios, y por eso mismo me expongo a sufrir una úlcera.
El año pasado estuve internado en Villa María y casi dos meses en el Hospital Rawson de Córdoba. El servicio médico de este lugar me atiende muy bien y me apoya en lo que pido.
Necesito que me ayuden. Antes de ver sufrir a mi familia, prefiero ahorcarme en este lugar. Y si me ayudan, sé que puedo seguir viviendo, cumpliendo el resto de mi condena con prisión domiciliaria.
Finalmente, les recuerdo que el 1 de diciembre es el “Día Internacional de Lucha contra el HIV-Sida”
M. L. C.
DNI 24919429

(*) Nota de la Redacción: el referido Artículo 33 de la Ley 24.660 de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad, señala que “el condenado mayor de 70 años, o el que padezca una enfermedad incurable en período terminal, podrá cumplir la pena impuesta en detención domiciliaria, por resolución del juez de Ejecución o juez competente, cuando mediare pedido de un familiar, persona o institución responsable que asuma su cuidado, previo informes médico, psicológico y social que fundadamente lo justifique”.