A mediados de marzo se llevaba a cabo el acto oficial de "desanexación" del CENMA Villa Nueva, que antes dependía del CENMA 96.
En esa ceremonia, la directora del flamante establecimiento villanovense, Graciela Toscano, comentaba acerca de un viejo anhelo educativo. Se trataba de proyecto esgrimido por las docentes desde hace un par de años atrás que consistía en el desarrollo de un espacio áulico destinado a incluir a los jóvenes de entre 15 y 18 años con problemas judiciales que no hayan terminado sus estudios.
Dicha iniciativa, a saber, ha tenido diferentes experiencias piloto en instituciones de Córdoba capital pero todavía no había sido repetida en el interior provincial.
Por ello, y gracias a las gestiones de legisladores como Marcelo Frossasco, se pudo lograr un acuerdo inicial para que el CENMA Villa Nueva cuente con un anexo especial dedicado a dicho alumnado, que no es cubierto por ninguna franja del sistema educativo.
Ese espacio sería cedido por el CENCAR, el Centro de Capacitación y Recreación (la antigua casa del CENMA), que depende del INESCER Doctor Angel Diego Márquez. La directora del instituto terciario, Estela González Baró, ya ofreció su total predisposición para la concreción del proyecto.
En el diseño del convenio también realizaron sus aportes: la licenciada Raquel Krauchik, secretaria de la Mujer, Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia, la licenciada Mariela Edelstein, directora general de Coordinación Operativa y Capacitación del Gobierno de Córdoba, Nicolás Huniken, secretario de Comercio del Ministerio provincial de Producción y Griselda Esparza, delegada departamental de la secretaría de la Mujer.
De este modo, los estudiantes con problemas judiciales que ingresen se sumarán a los 250 alumnos que cuenta actualmente el Centro de Enseñanza Media para Adultos, que funciona en las instalaciones del IPEM 322 de la vecina ciudad.