Escribe: Héctor Cavagliato
Promediaba la mañana del sábado y una noticia corrió como reguero de pólvora: el ganador del Masters de Augusta Angel Cabrera había llegado sorpresivamente a la sede del golf en Villa Nueva. Venía luego de cumplir un deseo de su amigo Rubén Alvarez en Zárate, provincia de Buenos Aires, y a pedido de su amigo personal y quien lo orientó en los primeros pasos como profesional, el “Rengo” Luis Rodríguez Magnasco, aceptó “pasar un rato” que se extendió por horas, primero en el club y luego en la casa particular de uno de los jugadores locales, Carlos “Kato” Astrada, asado mediante. Pasó “un ratito para cumplir” y se fue cuando ya el reloj marcaba las 20.10.
En la sede villanovense compartió una rueda informal con gente del club y una picada sirvió para intercambiar sensaciones de lo que, todavía, perdura en el espíritu del profesional de Villa Allende tras el éxito logrado en Augusta hace apenas dos semanas.
Se lo notó feliz, alegre y expresivo para contar las vivencias de lo que fue la obtención del “saco verde” y los valiosos premios propios del certamen y -sin decirlo- los que multiplican los sponsors por lograr la victoria.
No hace falta mucho para advertir lo que dice a cada momento: “Estoy viviendo el mejor momento de mi vida deportiva”, o esta otra que se promete a sí mismo: “Creo que puedo ganar varios torneos grandes más”. Es que a los 39 años tiene todo el potencial físico y anímico, a lo que agregará, si se lo propone, la importante cuota de madurez que acompañará sus éxitos.
Del mismo modo fue muy jugoso el testimonio de Rodríguez Magnasco, testigo presencial junto a su esposa Carmen en Augusta, contando anécdotas de todo tipo vividas dentro y fuera de la cancha allá en los Estados Unidos.