Pérdida de fuentes laborales, más desocupados en las calles, competencia desleal, dinero de los villamarienses que se va fuera de la ciudad.
Estas son las consecuencias que originará la apertura de “La Saladita” en la ciudad advierte la Asociación Civil de Comerciantes de Villa María (Acovim).
“Con mucha preocupación -dijo Roberto Salomón, presidente de la entidad que nuclea a los comerciantes locales- vemos la apertura de una feria comercial en Villa María que imitará a la tristemente célebre de La Salada, en Buenos Aires.
No será tan grande como aquella pero se comercializarán productos similares, de origen poco claro, se evadirá el pago de impuestos, se exhibirá mercadería trucha (marcas líderes que se venderán como originales cuando no lo son) con la que se engañará a los clientes, enturbiará y descalificará la actividad mercantil y no generará nuevas fuentes de trabajo. Es más al comercializar productos a bajos costos se atentará contra la subsistencia de comercios, algunos de ellos con más de dos décadas de actividad.”
Ante esta situación (es el segundo intento de imponerla en la ciudad. El primero fue en diciembre pasado) Acovim reclamará a la AFIP el control impositivo correspondiente y al municipio que se cumplan todos los requisitos que se exigen para una habilitación comercial. A la Justicia federal y provincial que se verifique el origen de la mercadería que se expenderá.
Al mismo tiempo la entidad se declara en estado de “alerta”, ya que la apertura de la feria puede llegar a originar disminución en las ventas de los negocios del rubro afectado (calzados, ropa, regalos, bijouterie, deportes, entre otros) por lo que pueden llegar a producirse despidos de trabajadores. Situación ésta que también le será impuesta a la directiva del Centro de Empleados de Comercio.
También se definió llevar el caso al Concejo Deliberante para que los ediles tomen carta en el asunto y reglamenten ordenanza vigente como lo hicieron oportunamente con los hipermercados, la actividad de este tipo de ferias.
Acovim aboga por una actividad comercial competitiva, con reglas de juego claras, que permitan su desarrollo y expansión. Una feria como la que se pretende instalar, a pocos metros de plaza Centenario, modifica la coyuntura y da origen al “sálvese quien pueda”, perjudicando no a un comerciante sino a toda una comunidad.