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El cuerpo de Pablo, tendido en la calle, a pocos metros de su casa, ubicada en la esquina de Figueroa Alcorta y Ecuador |
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La violencia conmocionó anoche a los vecinos del populoso barrio Las Playas y poco a poco la noticia golpeó a cuanto villamariense la fue conociendo. La vida de un chico de 17 años, Pablo Maximiliano Ramírez, alumno del Instituto Provincial de Enseñanza Media “Rosario Vera Peñaloza”, fue truncada de un disparo. Tras el hecho, en la escena del crimen se vivieron momentos de profundo pesar. Decenas de ciudadanos se acercaron a la casa en la que ocurrió el terrible suceso. Hasta allí también llegó el fiscal de Instrucción del Primer Turno, Félix Martínez, quien tras la inspección impartió directivas a los efectivos de la Policía de la Provincia de Córdoba que llegaron en dos patrullas y al personal que arribó en una ambulancia. Hay sospechosos. Eran pasadas las 20.30 cuando la moto, tripulada por dos personas, se detuvo en la esquina de Figueroa Alcorta y Ecuador, sobre esta última. Llamaron. De la humilde vivienda Pablo Ramírez acudió al llamado. Al llegar cerca de los motociclistas sonó un disparo y el chico se desplomó sin vida sobre la calle de tierra. Un disparo, aparentemente de escopeta, lo alcanzó en la zona alta del tórax, cerca del cuello. Los de la moto desaparecieron a toda velocidad. Lo demás fue el horror de los familiares, el estupor de los vecinos, la confusión de los pibes del barrio, que no podían entender lo que había sucedido. “Era un buen pibe... el año pasado laburó con nosotros en la campaña de Luis Juez sin cobrar un mango y no era militante”, dijo uno de los jóvenes que acompañaba a los familiares. Dos móviles de la Policía cortaban las calles, precintadas por seguridad. Los peritos hacían su trabajo y la gente del barrio seguía llegando a la esquina de la muerte, dos horas después del hecho, queriendo explicarse qué había ocurrido con ese adolescente hijo de una familia de trabajadores. Tras la inspección ocular, el fiscal Martínez se reunió con el padre de la víctima, un vendedor ambulante, en su despacho de Tribunales. En tanto, peritos de la Policía Judicial salían desde Córdoba, con destino a esta ciudad, a la que se esperaba que arribaran pasada la medianoche, para practicar diversas pericias. Recién en ese momento se ordenaría el levantamiento del cuerpo. @ Posible ajuste de cuentas Los investigadores ya tenían identificado al presunto autor del hecho. Sería otro joven que vive a pocas cuadras de la casa de la víctima, quien le había prestado un arma con la que Ramírez había asaltado a un remisero tiempo atrás. El joven muerto había sido detenido por aquel hecho y la Policía le había secuestrado el arma, por lo que no se la devolvió al propietario. Este se la reclamó varias veces y como no tuvo una respuesta que lo conformara habría decidido tomar revancha. Pero cuando aún el fiscal se encontraba recabando los primeros testimonios en el entorno del adolescente ultimado, surgió una segunda hipótesis que involucraría a otro joven, en este caso, menor de edad. Al cierre de esta edición, esta segunda hipótesis comenzó a cobrar más fuerza que la primera. Desde luego, todos estos datos y otros que aparecerán en las primeras horas de la presente jornada, irán echando luz sobre el asunto. Sobre el filo de la medianoche, efectivos de la División Investigaciones de la Departamental se disponían a realizar una serie de allanamientos ordenados por Martínez, quien aguardaba el arribo de los especialistas de la capital provincial para obtener más detalles específicos sobre el arma homicida.
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