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Raúl Costa puede ser la ficha de Schiaretti en Villa María. En la otra foto, El intendente Eduardo Accastello junto al ex presidente Kirchner |
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Escribe: NET
Nadie puede discutir que Eduardo Accastello hizo una carrera vertiginosa y no es casualidad que hoy se siente junto a Néstor Kirchner en Buenos Aires. Más allá de las ventajas o desventajas de su alianza con el Gobierno nacional, el intendente villamariense logró un posicionamiento a nivel nacional que pocos jefes comunales pueden soñar. Apostó fuerte, si gana es otra historia...
No es la primera vez que el intendente Eduardo Accastello juega sus fichas en forma audaz y decidida. Aun, sin buenas cartas en la mano. Desde su incursión en el terreno político de la mano del riocuartense Humberto Roggero, Accastello ha mutado, ha cambiado la piel, ha tejido alianzas contradictorias y ha crecido en el plano nacional hasta llegar a sentarse (paradójicamente) a la izquierda de Néstor Kirchner en El Mangrullo, uno de los restaurantes más preciados de la era menemista.
“El peronismo es así”, dicen algunos que cosecharon afectos con Carlos Menem y hoy le cantan loas a Kirchner.
Y Accastello es peronista, nadie puede ponerlo en tela de juicio. Es un animal político, nadie puede negarlo. Es un cuadro con muchas ambiciones y no se detiene. Anda de batalla en batalla. Está demostrado.
El lunes, en Buenos Aires (otra paradoja) lanzó su candidatura a senador por el kirchnerismo de Córdoba. “Me lo pidieron mis pares”, remarcó y ofreció su postulación en la bandeja de asado en Ezeiza y esperó la bendición. Lo avaló un Kirchner más preocupado por las elecciones bonaerenses que cordobesas. Más preocupado por el Gobierno de Cristina que por el futuro de Accastello o su virtual “sacrificio” en aras de la “lealtad”.
Pero, el dirigente local apostó fuerte y lo hizo después de firmar convenios por más de doscientos millones de pesos para las intendencias. La danza de los millones, en la previa del lanzamiento de la candidatura. No todo, más allá de lo que diga, parece ser una cuestión de lealtad o de alineamiento al modelo nacional y popular que pregona la presidenta y el jefe del justicialismo nacional.
Lo dijo Napoleón, “para ganar la guerra se necesitan tres cosas: dinero, dinero y dinero”. Y esta consigna se está aplicando a rajatabla.
Y a Eduardo Accastello le tocó estar al frente de una batalla con un final casi anunciado. Córdoba hoy no se escribe con K.
Pero, hay más paradojas. Accastello, que forjó alianzas con la UCD y el cavallismo, hoy va en un frente integrado por el partido Intransigente y el comunismo, entre otros.
Los tiempos cambian.
En su agenda, seguramente, está la mirada en 2011.
“Hoy una derrota, pero mañana...”, es el pensamiento de quienes lo ven como un dirigente clave en el peronismo del futuro.
“Puede quedar bien posicionado, cuando Schiaretti sea parte del pasado”, afirman ciertos observadores que han seguido su habilidad para estar siempre en el campo de batalla y que confían en “la mala memoria” de la gente.
La guerra es la guerra
En tanto, desde las filas del schiarettismo ya tienen sus estrategias para golpear duro al candidato de Kirchner, que otrora fuera diputado nacional, y también su esposa, por el peronismo cordobés.
El gobernador, a sabiendas que Accastello tiene escasas chances a nivel provincial, quiere complicarle su reino villamariense. Schiaretti ha confesado su interés en sumar a la lista de diputados a Rául Costa, el abogado que le peleó la Intendencia hace dos años y estuvo muy cerca de ganar la elección.
Apenas conocida la posibilidad de la candidatura de Costa, por el local de calle Mariano Moreno desfiló mucha gente. “Raly recibió un gran apoyo el viernes y sábado”, señaló uno de sus allegados.
Precisamente, el sábado en la sede costista hubo una reunión de peso, que se mantuvo en privado.
Estuvo el candidato a diputado nacional Francisco Fortuna (que hoy estará en Villa Nueva -ver página 8), el funcionario provincial Darío Ranco, el legislador Marcelo Frossasco y algunos intendentes de la región que “firmaron convenios en Buenos Aires pero no van a trabajar para Accastello”.
Del encuentro que giró en torno a la campaña rumbo a las legislativas participaron también los concejales de la Democracia Cristiana.
“Schiaretti quiere que Raúl (Costa) esté en el número 3 de la lista”, remarcó uno de los dirigentes.
Desde el entorno de Costa afirman que el actual secretario de Ambiente no quiere un lugar de privilegio. “Raly piensa en la Intendencia, no quiere ir a una banca en este momento”, confiesan.
Esta semana, el miércoles posiblemente, se conocerá si Raly juega o no en esta contienda en forma directa.
La última palabra la tiene el mandatario provincial.
La guerra, es la guerra. Hace falta dinero, coraje.
Y, obviamente, el apoyo de la ciudadanía.
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