Señor director:
Quiero referirme a la nota aparecida el domingo en la página 2, en la sección “Los lectores también escriben”, bajo el título “Malvinas”.
Mientras mi madre rogaba, rezaba para que volviera de la guerra, como las de miles de soldados conscriptos que estábamos combatiendo allá en nuestras islas Malvinas, otras rogaban, rezaban para que sus hijos no fueran llevados a combatir con el pirata usurpador.
Cuando volvimos al continente, fuimos abandonados, olvidados, inmersos en nuestras historias, anécdotas, miedos, por las noches y días, perseguidos por el ruido de las bombas, cañoneos navales, tiros de fusiles, gritos de heridos, silencios de los compañeros que morían, lágrimas por el amigo, frío, hambre, en el recuerdo más crudo y cruel de la experiencia de vida.
Fuimos hombres, con menos edad que otros, pero hombres valientes. Enfrentamos la muerte con honor, valentía y dignidad. Pedíamos matar para no caer en lugar del enemigo inglés.
En estos 27 años, los primeros nueve años deambulamos por las calles, olvidados por el Estado y escondidos por los políticos de todos los partidos. Resurgió la democracia, pero seguimos perseguidos por nuestras historias y defenestrados... “los locos de la guerra”.
Cuando no ganábamos nada, no teníamos asistencia médica de ningún tipo. Por ser esos “locos” tampoco teníamos trabajo, éramos ultrajados, violados en el sentido de la ignorancia y la hipocresía por parte de los que el 2 de abril de 1982 vivaban a Galtieri, pedían que enviara más soldados, se golpeaban el pecho y se emocionaban porque estábamos en guerra.
Hoy, después de 27 años de aquella contienda, los soldados conscriptos que se habían quedado en el continente, quienes nos palmeaban y nos decían... “menos mal que no nos tocó”, quieren ser lo que nunca fueron: veteranos de guerra.
Ahora se agrupan, se quieren colgar de las leyes que los soldados conscriptos conseguimos con esfuerzo, en medio de la tristeza de los compañeros que se suicidaron y siguen haciéndolo.
Quieren plata, no quieren honor, ni gloria. Con mentiras quieren engañar a un pueblo, que demasiado golpeado está por las patrañas de turno. Quieren usurpar títulos y honores.
¿Dónde estuvieron todos estos años?
Sobre que soportamos que el padrón de combatientes llegue a 20.300, cifra reconocida por el Gobierno, y que aquellos trabajadores bélicos, militares, quienes maltrataron antes, durante y después a los soldados conscriptos, cobren una pensión de guerra, olvidándose que juraron trabajar para la defensa de la Patria, tenemos que tolerar a estos soldados perdidos en estos años a que aparezcan pidiendo los mismos beneficios que nosotros, los que estuvimos allá en Malvinas.
Si el Gobierno quiere reconocer a esos soldados y darles un millón de pesos, que lo haga como soldados convocados, no bajo nuestras leyes. La Ley 23.848 tiene historia, sangre, sufrimiento, honor y dignidad. No vamos a permitir que mancillen el nombre de los héroes caídos, los suicidados, los mutilados, los que volvimos y padecemos aún hoy las consecuencias de la guerra.
Por todo ello, al pueblo de Villa María y la región, le pido que no compre historias inexistentes. Ya demasiada distorsionada está.
Sergio Daniel Calderón
DNI 14665898
Ex soldado conscripto combatiente en Malvinas
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