Tras las palabras de apertura, a cargo del intendente Accastello, el rector de la UNVM Martín Gill y la directora de la Editorial La Bohemia Valeria Sorín, se dio paso al inicio formal del Seminario Internacional de Literatura e Infancia en el Teatro Verdi. Ante una audiencia aproximada de 450 asistentes, la prestigiosa socióloga francesa Michèle Petit inauguró el encuentro mediante su exposición titulada "La literatura y niños en crisis". La investigadora del Centro Nacional para la Investigación Científica y de la Universidad de París 1 hizo uso del pedido de Sorín cuando la invitara para el evento: "Hacer visibles los trabajos de mediadores lectores que no se conocen, incluso entre los mismos practicantes en América Latina". Basó su disertación en su recomendado libro "El arte de la lectura en tiempos de crisis", en el cual ha rescatado experiencias de lectura en niños en regiones rurales y periferias urbanas francesas y en contextos críticos de países latinoamericanos: guerrillas, movimientos forzados de población, crisis económica, extrema pobreza, entre otros. De los 15 trabajos de campo analizados por la catedrática en Colombia, Brasil, México y Argentina, destacó el proyecto de casa-hogar para niños y jóvenes refugiados (de 12 a 17 años) que pertenecían a la guerrilla o a los grupos paramilitares colombianos. El diagnóstico era más problemático: los refugiados, antiguos enemigos, habían vivenciado experiencias fatales y "no habían recibido ningún aprendizaje más allá de la disciplina militarista". Mediante dicho trabajo autogestionado, munido de apoyo psicopedagógico y un equipo multidisciplinar se ingresó a la lectura literaria "no desde un objetivo didáctico, pedagógico o terapéutico, sino estético y cultural", subrayó Petit. @ El aprendizaje y el juego "El libro se transforma en un refugio, en un eco lejano de una voz que nos arrulló desde temprano, un vínculo con la infancia", indica. "Y en contextos de crisis, de caos, cuando los sentimientos de unidad y continuidad se encuentran amenazados, el libro y la literatura vuelven a dar curso, una estructura, a contener esa inquietud constante". Aquí planteó la "necesidad del relato": "Las sociedades requieren de una deformación de los hechos de naturaleza traumática como forma autoterapéutica de asimilación. En ello, los mitos y los cuentos permiten esas concepciones". Y a la vez advirtió: "Las historias que se deben contar o que se les ofrezca a los niños en dichas situaciones deben tener una distancia conveniente de sus propias realidades. No se les puede dar una lectura de personajes oprimidos, en contextos parecidos y con lenguajes del mismo tenor que del que ellos viven". Por otro lado, de acuerdo a las experiencias recogidas por mediadores lectores, la poesía (como nuevo terreno de sensaciones), las novelas y las novelas policíacas son lecturas propicias en tales circunstancias. Todos esos ejemplos constituyen un "desvío", abrevó la socióloga, un rodeo temporal del dolor donde la metáfora conduce hacia un lugar de protección, donde se permite una elaboración simbólica de la experiencia vivida. "Este desvío, deben entender los gobiernos y los responsables de subsidiar dichos planes, son una necesidad psicológica y antropológica". Por último, Petit señaló que, a diferencia de lo que se presupone, "la eficacia de estos proyectos está en que apuntan a un sólo fin, que se realizan en un sólo campo de acción, tienen un sentido flexible y es más bien un juego". "Sólo logramos aprender y comprender la realidad cuando hemos pasado por instancias de juego y de relación lúdica con nuestro entorno y sus objetos", puntualizó.
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