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Frente de la vivienda donde vive uno de los chicos que encontró el arma ayer al mediodía. La Policía fue convocada por el dueño de casa, quien les entregó la escopeta |
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Con las luces del día y la presencia de los peritos, como era de suponer, se fueron aclarando dudas en torno al homicidio acaecido el jueves a la noche en barrio Las Playas de esta ciudad.
Una de las primeras cosas que fueron confirmadas fue que la víctima, efectivamente, tenía algunos antecedentes delictivos (ver recuadro “Antecedentes”).
Una escopeta de caño recortado
Dos niños jugaban ayer por la mañana en un terreno baldío, ubicado en la calle Venezuela, entre las calles Uruguay y Ecuador, frente al IPEM Rosario Vera Peñaloza del mencionado sector cuando, casualmente, encontraron un arma de fuego.
Se trata de una escopeta calibre 16, de caño recortado, marca Lemagg, con dos cartuchos percutados.
Pasada la sorpresa inicial, metieron el arma en una bolsa de plástico y la llevaron a la casa de uno de ellos. Poco después, el dueño de casa convocó a la Policía y les entregó la escopeta que, se presume, sería el arma que utilizó quien asesinó a Pablo Ramírez.
El arma será sometida a diversos estudios para constatar si efectivamente fue la que se utilizó para cometer el crimen y si en ella quedaron impresas las huellas digitales del matador. Para tales fines, fue embalada en una caja que luego fue sellada, precintada y remitida a la ciudad de Córdoba capital.
Un par de disparos
Los investigadores confirmaron que fueron dos los disparos que hirieron de muerte a Ramírez. Ambos impactaron en el pecho, más precisamente en el esternón. Uno cerca de la nuez de Adán y el otro unos centímetros más abajo. Se presume que éste fue asestado en segundo término, cuando la víctima ya caía a tierra, como para rematarlo. El adolescente falleció en el acto.
Marihuana en el bolsillo
Pablo murió con una mano en el bolsillo. El dato no tendría ninguna significación, más allá de lo meramente anecdótico, si no fuese que “cuando le sacamos la mano del bolsillo tenía algunos porros”, narró una fuente ligada a la investigación.
Allanamientos y pericias
Durante la madrugada de la víspera, por orden del fiscal de Instrucción del Primer Turno, Félix Martínez ordenó realizar dos allanamientos en sendas viviendas del mismo barrio Las Playas, a pocas cuadras del lugar del hecho, es decir, de la casa de Ramírez.
Estos operativos estaban ligados directamente con las dos hipótesis que se barajaban desde poco después de conocido el hecho, tal como informáramos en la edición de ayer.
Incluso, la segunda hipótesis, que al cierre de la edición del jueves iba cobrando mayor fuerza, se vio reforzada tras uno de los operativos.
En el primero de los procedimientos los efectivos allanaron la casa de uno de los sospechosos, a quien encontraron durmiendo.
Según pudo conocerse de fuentes cercanas a la investigación, no se recogieron elementos que involucraran en el crimen a este individuo. Incluso, el joven, de unos 27 años, fue sometido a un dermotest para ver si se encontraban restos de pólvora en sus manos y la prueba arrojó resultado negativo. No obstante, para el fiscal Martínez, “no está aún desvinculado de la investigación”, dijo.
El otro allanamiento habría arrojado mejores resultados, aunque, por el momento, no se efectuó ninguna detención (ver recuadro “No lo pueden encontrar”).
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