La opinión pública asiste por estos días a un conflicto, a todas luces, bochornoso. Un subsecretario de Seguridad Ciudadana que dice que la jueza no acciona contra los presuntos infractores. Una jueza que argumenta que no puede hacerlo, porque las actas están mal confeccionadas.
De lo que expresa la titular del Juzgado de Faltas, se desprende que los inspectores de tránsito son incompetentes: no saben realizar las actas o, si saben, no aplican ese conocimiento.
Pero hay una cabeza, un responsable de esa situación: Pastorak. ¿Cómo, alguien que viene de desarrollar una larga carrera en la Policía Federal, puede desconocer cómo se elaboran las actas? Y, observado desde la “otra vereda”, resulta casi disparatado pensar que Sosa -con casi una década de experiencia en el cargo- ignore cómo ejercer su función ajustada a derecho y olvide de qué manera se labran actas.
El conflicto despierta un abanico de interrogantes y una certeza: la de que los recursos que la ciudad invierte en personal de tránsito y en concientización sobre la importancia de cumplir las normas viales, quedan en la nada.

Diego Bengoa