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8 de Mayo de 2009
Carlos Ronco
“Siempre hay que trabajar”
El arquero villamariense pasó casi dos años a la sombra de Berardo y Chiarini, pero no bajó los brazos, apareció en los últimos partidos de Alumni y convenció a propios y extraños. “Demostré que puedo estar”, afirmó
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Más tranquilo. El villamariense fue un ejemplo dentro del grupo. Laburó sin chistar y no dilapidó la chance que tuvo

Constancia. La palabra suena lindo, pero muchas veces resulta incómoda para algunos jugadores de fútbol que se decepcionan rápidamente cuando “la chance” no llega y el banco es un lugar cansador.
No es el caso de Carlos Ronco, villamariense, de 22 años, quien hizo un verdadero culto a la constancia en Alumni hasta que, en los últimos dos partidos del torneo Argentino A, aprovechó la titularidad para exhibir sus condiciones y demostrar que está “para pelearle el puesto a cualquiera”.
Así lo dijo ayer el propio arquero, en diálogo con EL DIARIO, y luego de terminar el campeonato de la mejor forma, más allá que no fue lo que hubiese preferido.
“En lo personal fue muy bueno terminar jugando, pero en lo grupal la idea era clasificar, no nos gustó quedarnos afuera en la primera ronda”, afirmó.
Lo concreto es que Ronco encontró sus oportunidades para jugar, en San Juan y en Plaza Ocampo, después de trajinar bastante y ver cómo otros arqueros se ponían el buzo con el número uno, tales como Marcelo Berardo y Julio Chiarini.
Si bien a nadie le gusta quedar afuera, Ronco reconoce que los dos mencionados “anduvieron muy bien”.
“Cuando llegué de Talleres, Marcelo estaba en su mejor nivel prácticamente, y después vino Julio, que para mí es uno de los mejores de la categoría”, comentó.
En ese sentido, al villamariense no le quedó otra que seguir en la pelea.
“El puesto de arquero es jodido porque juega uno solo. Y si ese anda muy bien, al otro se le complica, por eso siempre hay que trabajar porque hay que estar lo mejor posible cuando llegue la oportunidad”, reflexionó.
No obstante, la constancia le sirvió porque, después de militar en las inferiores de Nueva Chicago y Talleres, finalmente disfrutó ser parte de un plantel profesional en primera.
“Dentro de todo, venir a Alumni fue un buen crecimiento porque me dio la experiencia de viajar, de concentrar, de conocer una categoría que no conocía”, destacó, al mismo tiempo que le dio importancia al retorno a la ciudad.
“Al principio fue medio raro volver porque estuve tres años y medio en Buenos Aires y después en Córdoba, pero ahora uno se acostumbra y es muy lindo por la familia, los amigos, la gente conocida... Es más lindo jugar en tu ciudad”, aseguró.
En ese contexto, el arquero destacó que “siendo de Villa María, el jugador de Alumni querrá siempre lo mejor para el equipo de su ciudad; esto no quiere decir que los refuerzos que vienen no se maten por la camiseta, pero acá seguramente tenés un plus por la gente, que te lo hace sentir mucho más”.
No obstante, apenas pisó la cancha en San Juan, en su primer partido como titular, nada de eso se le pasó a Ronco por la cabeza. Lo único que deseaba era hacer bien el trabajo.
“La primera pelota que saqué, una cruzada, muy difícil, a Silvio Molina, fue la que me dio la confianza”, recordó.
“Fue muy importante porque, al menos pude responder y estar a las alturas de las circunstancias”, expresó.
Antes, entre práctica y práctica, sin chances a la vista, el arquero dijo sentirse apoyado mucho por su familia.
“Me bancan mucho, tanto mis viejos, mi abuela, mi tío y mi primo...Todos me bancan cuando ven que no juego, pero yo trabajo”, contó.
Ahora, más tranquilo, Ronco no sólo sueña con jugar, sino también con “poder pelear un ascenso en el club”. Su constancia, por lo pronto, es un aporte valioso para ello.

Radiografía

Carlos Ronco tiene 22 años, mide 1,89; vive con sus padres y tiene un hermano mayor, “que es ingeniero”.
De chico, el arquero se volcó por el fútbol en el club de baby All Boys. Luego pasó a las divisiones inferiores de Asociación Española, donde llegó a jugar en primera. De allí partió a Nueva Chicago para jugar tres años y medio hasta recalar en la sexta de Talleres.
“Me vine a Alumni porque en Talleres me quisieron firmar un contrato interno con la gerenciadora que no me convenía”, recuerda el arquero.
Su referente es Oscar Ustari. “Lo enfrenté una vez, es un gran arquero”, afirmó Ronco.
Un dato curioso: el villamariense vivió junto a Daniel Vega, actual arquero de River, en tiempos de Nueva Chicago.
“Le gusta entrenar mucho, se esfuerza, por eso está donde está”, contó Ronco sobre su ex compañero de departamento.

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