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10 de Mayo de 2009
Historia de vida... y de muerte en el seno de una familia villamariense
El desahogo de los jóvenes papás de Gael
"No queremos dinero, no lo necesitamos, porque no nos va a devolver a nuestro hijo...", dicen Ana y Ariel en una carta abierta que quieren compartir con los vecinos de esta ciudad
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Somos los orgullosos papás de Gael, bebé que nació el 29 de enero de 2008 con Síndrome de Down y luego de unos estudios pedidos por el pediatra Dr. Omar Litterini, un cardiólogo ve en un ecocardio una cardiopatía congénita que debía ser operada.
Para el 19 de mayo del mismo año se le practicó una cirugía paliativa: “Cerclaje”, en Córdoba capital. La cual permitiría que Gael aumentara de peso para luego, con aproximadamente ocho kilogramos, poder ser operado con una “correctiva definitoria”.
Dicho cerclaje no funcionó y de los 15 ó 20 días que nos íbamos a quedar allá, se convirtieron en cinco tediosos y horripilantes meses. En ellos Gael tuvo: dos paros cardiorespiratorios, un cateterismo y le hicieron una traqueotomía porque no podía ser destetado del respirador.
Para octubre nos visita en la clínica un cardiocirujano pediátrico especialista en este tipo de cirugías, reconocido nacional e internacionalmente, el que nos pide que Gael sea trasladado a un Hospital de Del Pilar (provincia de Buenos Aires) por si él necesitaba un ENMO (máquina de ayuda-soporte extracorpórea que funciona como el corazón) por cuanto luego de la cirugía podía ser necesaria. En dicho Hospital la tienen, como en el Garrahan y el Sor Ludovica.
Después de la operación que se realizó el 21 de octubre, debió permanecer en Terapia Intensiva un mes y medio, luego en Terapia Intermedia igual tiempo. Después de eso nos dan el alta para establecernos en una casa cerca del hostipal, con internación domiciliaria.
Gael fue recuperando peso, ya que a esta última cirugía había entrado con 3.350 kilogramos, a la casa fue con 5.600 y el 27 de abril último pasado nos dan el alta con 7.800 para venir a Villa María. Después de un año fuera de “nuestra tierra”, era tocar el cielo con las manos. ¡Qué ironía, qué paradoja!
Veinte días antes de venirnos, Ariel habla con el Dr. Litterini ya que lo había atendido los tres primeros meses de vida, para que lo siguiera ahora, siendo tan buen profesional, y estando al nivel de lo que Gael necesitaba, por semejante historia clínica.El se compromete a atenderlo y seguir el caso de Gael en Villa María.
El sábado 2 de mayo por la noche Gael empieza con una dificultad respiratoria y, queriendo nosotros acudir al especialista, no contesta el teléfono celular en ninguna de la cantidad de veces que se lo llamó, contestando el fastidioso mensaje de la compañía telefónica “0353…. No está disponible”.
NO acusamos de no atender el celular un fin de semana, aparte de médico (y muy bueno) es padre, marido, en fin, tiene su vida que no sólo es su profesión; sólo necesitábamos que conociendo a Gael, dejara a alguien a cargo o de guardia con quien contactarnos. ¡Eso sería responsabilidad y compromiso ante un paciente! Pero NO. Si él lo hubiera visto, nos hubiera atendido, no estaríamos contando estos hechos.
El no atendía el teléfono (con ese mensaje de computadora, da la sensación de que estaba apagado). ¿Por qué entonces nos dio un número donde nunca lo podemos encontrar? ¿Por qué se comprometió en la atención de Gael si no lo iba a atender?
A causa de esto acudimos a la Clínica San Martín; pero, ¡claro!, primero debíamos leer el cartelito donde se comunica a todo papá con hijos con urgencia en atención médica que se le cobra $100 la consulta de la guardia y si no te quedás ¡afuera!
Pedimos entrar, confirmando que se iba a abonar ese monto, ya que nuestro hijo era oxígenodependiente y estaba con dificultad (pregunto: ¿no deberían ser las guardias abiertas a todo público por más privado que sea el instituto? Se trata de una urgencia ¡y hasta a veces de una emergencia!).
A los 20 minutos llega el Dr. Roberto Rostagno, quien estaba de guardia (¿no se supone que tiene que permanecer en el recinto el médico de guardia? Por donde hemos estado con Gael las guardias son de 24 horas dentro de la institución, ¿qué pasa con los médicos en Villa María?).
Cuando lo vio a Gael y le contamos lo que tenía, sólo lo auscultó (escuchó con el estetoscopio) que seguramente debió sentir algo, y le dijimos que con puff (aerosol por cámara) no había pasado. ¡Nos preguntaba a nosotros si queríamos dejarlo internado! Por más práctica que adquirimos en un año de internación de Gael, ¿qué podemos saber si era o no para internar?; no tenemos el título, ¡él sí!... Al llamar por teléfono a otra institución por una cama, no habló delante nuestro y volvió con una negativa. Al no conocer la historia clínica de nuestro hijo, con más razón debería haberlo dejado aunque sea en la guardia en observación. El debió ver la situación y saber que no podía dejarnos ir, y sin embargo volvimos a casa con Gael, con compromiso respiratorio.
Al cabo de unas horas Gael estaba agotado y al llamar al equipo de médicos que lo atendió en Buenos Aires, nos iban diciendo por teléfono qué hacer.
Llegamos al Hospital Pasteur con la ayuda de los Bomberos, pero Gael no resistió tanto agotamiento, lo cual le provocó un paro y falleció.
Es inconcebible que médicos que están a 500 kilómetros tengan que indicarnos qué hacer a nosotros, “sólo papás”, cuando en Villa María existen médicos también. Pero claro… ninguno de los que podíamos acudir, se comprometió a tal punto de no dejar desamparado a nuestro hijo; que si alguno de estos dos médicos hubiera actuado como tal, Gael se salvaba (opinión de padres y muy dolidos, reconocemos).
Cómo podemos tener tan mala atención en salud en una ciudad en progreso como lo es Villa María.
Nosotros que tanto queríamos volver… Tanto que la luchamos… y no se hicieron cargo los especialistas necesarios. Tanto que queríamos volver a Villa María, nuestro lugar, y me avergüenzo tener que contar con tan poco recurso “humano”, los cuales son responsables de la salud de nuestros hijos.
Insistimos: no tenía obligación de atender el celular el Dr. Litterini; debe vivir no sólo de su profesión, ya que los hijos son más importantes; pero sólo debía avisarnos que en el momento en que él no estaba dejaba a alguien en su lugar.
Aparte, no pretendemos hacer leña del árbol caído. Con esto aclaramos que no necesitamos ganar dinero, popularidad ni nada… NADA nos devolvería a Gael. Lo que sólo pedíamos es que este “doctor” nos comentara por qué se comprometió para no atendernos cuando nuestro hijo más lo necesitaba. Que viniera a decirnos por qué esta falta de responsabilidad cuando se podía haber evitado nuestro desamparo, nuestro desacierto e ignorancia al punto tal de no saber qué hacer con nuestro hijo muriéndose en nuestros brazos.
Gael murió por personas que han estudiado para salvar vidas. Repetimos: sólo debía dejarnos a quién acudir en el caso en que él no pudiera atendernos.
Si no, traten de respirar con la nariz tapada o simplemente con un resfrío. Creemos que los que leen esta “carta de lectores” son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que un bebé de un año y tres meses con un corazón operado no puede estar tanto tiempo respirando a medias.
No necesitamos plata. No la queremos, porque no nos devuelve a Gael; pero una disculpa, una explicación, ayudaría para que nosotros podamos hacer un duelo en paz y Gael al lado del Señor y en el corazón de TANTA gente que nos ayudó en este año.
Ana Gentili
Ariel Sandrinelli

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