Escribe

Lic. Cristina Quintero (*)

“Desde 1971, cada 12 de mayo se celebra en alusión al nacimineto de Florence Nightingale, precursora de la enfermería profesional, el Día Internacional de la Enfermera.
El objetivo fundamental de su modelo es conservar la energía vital del paciente y partiendo de la acción que ejerce la naturaleza sobre los individuos, colocarlo en las mejores condiciones posibles para que actúe sobre él. Su teoría se centró en el medio ambiente, creía que un entorno saludable era necesario para aplicar unos adecuados cuidados de enfermería.
Ella afirmó: “Hay cinco puntos esenciales para asegurar la salubridad de las viviendas: el aire puro, el agua pura, desagües eficaces, limpieza y luz”.
Otra de sus aportaciones hace referencia a la necesidad de la atención domiciliaria, los enfermeros que prestan sus servicios en la atención a domicilio, deben de enseñar a los enfermos y a sus familiares a ayudarse a sí mismos a mantener su independencia.
La herencia de la enfemería es rica. Su historia es un relato de descubrimientos que reflejan los nuevos avances realizados en cada generación. La historia de la enfermería que se ha representando a través del arte, muestra sus aspectos más valiosos: cuidado y entrega.
El acto de cuidar es la esencia de la enfermería y es el cuidado su elemento distintivo entre las disciplinas relacionadas con la salud.
El descubrimiento de nuevos fármacos, nuevas técnicas y tecnologías han acrecentado las responsabilidades de las enfermeras y ha obligado a introducir modificaciones radicales en los cuidados.
Hacia los años ‘40, los enfermeros ya llevaban a cabo muchas más tareas y procedimientos como resultado de la introducción de profundas innovaciones en los cuidados de salud. Cada vez eran más las personas ingresadas en los hospitales para someterse a nuevos tipos de pruebas, ya que estas instituciones se habían convertido en lugares seguros y eficaces.
A lo largo del Siglo XX, hubo períodos de escasez dentro de la enfermería. Muchas se negaron a participar en una estructura laboral que ofrecía pocas recompensas, muchas horas, trabajo físico y arduo y salarios muy bajos.
A esta situación se sumaron acontecimientos significativos que llevaron al desarrollo paulatino de un nuevo modelo de organización para los cuidados hospitalarios.
El éxito demostrado de las salas de reanimación, se tradujo en la creación de unidades especiales para el cuidado de los pacientes. Se establecieron salas de pos-anestesia y recuperación para prevenir las complicaciones del pos-operatorio. De esta forma, fue posible establecer una progresión de la unidad de cuidados intensivos a la intermedia, a la de auto-cuidados, a la de cuidados a largo plazo y a la de cuidados a domicilio. Este desarrollo de unidades específicas obliga a contar con enfermeras especializadas.
Los años ‘50 y ‘60 supusieron una época de revolución para los cuidados de la salud. La necesidad de un enfoque distinto surgió como consecuencia de enfocar tanto la calidad como la atención integral del enfermo. Así comenzó a hacerse realidad la meta combinada del cuidado de enfermería por parte de enfermeros profesionales y el cuidado integral del paciente con la responsabilidad de toda la gama de funciones incluyendo la educación, consultas, cuidados exhaustivos y continuos, planificación y valoración de los cuidados, documentación del progreso, planificación del alta y remisión a los servicios e instituciones secundarias.
La enfermería primaria ha ido ganando popularidad. Su éxito depende de la existencia de personal suficiente, del apoyo de la administración y de concurso de enfermeros preparados técnica y educativamente.
La enfermería representa una destacada proporción en el total de los trabajadores de salud. Este peso proporcional del sector permite sostener que al mejorar la calidad de sus prácticas y ampliar su cobertura beneficiando el cuidado de la salud.
La enfermería como profesión aplica conocimientos, es práctica, académica, cumple procedimientos basados en principios científicos, posee bases éticas, tiene autonomía y es social.
Hoy, en pleno Siglo XXI, aunque se han dado grandes pasos, los problemas siguen vigentes. Las condiciones de trabajo y los entornos siguen siendo fuentes de conflicto. Los enfermeros están expresando sus preocupaciones por la falta de personal, las largas horas de servicio, la imposibilidad de utilizar los propios conocimientos, juicios y toma de decisiones. Su formación se debate entre crecer como profesión digna o ser una salida laboral fácil en tiempos de crisis.
El desafío en este siglo es, sin duda, la formación responsable y bajo líneas legales del recurso profesional de enfermería, donde al futuro profesional se lo instruirá para tener capacidad de pensamiento crítico y estratégico con valores humanos, morales, éticos, capaces de absorber el avance científico y tecnológico y de ofrecer y dar calidad en el cuidado de la sociedad toda, hablando de una educación humanizante donde el hombre es tomado como un todo.
En este día tan caro para quienes elegimos la enfermería como profesión, desde esta alta casa de estudios le hacemos llegar a todos los enfermeros de la ciudad y región, como así también a los estudiantes, un afectuoso saludo y recordarles que “Dios nos ha dado la oportunidad de servirlo a través de esta profesión y concedido virtudes imprescindibles para desarrollarla”.
(*) Coordinadora de la
escuela de Enfermería del
Instituto del Rosario