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Estela Perito, la mamá de Lucrecia Gómez (en la foto menor), fue uno de los cinco testigos que comparecieron ayer, en la primera audiencia del juicio que se le sigue a Mauro Barrionuevo |
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La Cámara del Crimen de Villa María comenzó a juzgar ayer a un joven que está acusado de haber dado muerte de dos disparos a Rebeca Lucrecia Gómez (aunque todos la conocían por su segundo nombre), una joven que se destacó en la actividad deportiva, ya que fue varias veces campeona argentina y sudamericana de pesas.
Se trata de Mauro Alberto Barrionuevo, de 22 años, quien comparece como presunto autor de “homicidio simple, agravado por el uso de arma de fuego”, por un hecho registrado al caer la tarde del jueves 4 de octubre de 2007 en un descampado ubicado en la prolongación de avenida General Savio, a unos 2.400 metros del predio de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos.
@Eterno silencio
Detenido ese mismo día, Barrionuevo siempre se abstuvo de declarar (es un derecho constitucional que le asiste a todo procesado, sin que ello signifique presunción de culpabilidad) y ayer volvió a guardar silencio cuando el presidente del tribunal, René Gandarillas, le preguntó si iba a atestiguar.
En rigor de verdad, esta primera audiencia de debate se inició -como es habitual en todo juicio- con la lectura de la pieza acusatoria, tarea que estuvo a cargo de la secretaria Gabriela Sanz.
Tras la negativa de Barrionuevo para declarar, el tribunal receptó los testimonios de los padres y dos hermanos de Lucrecia, como así también de otro hombre (que no es familiar de la joven) quien lo hizo en calidad de testigo independiente.
En efecto, esta primera jornada del juicio tuvo como principales protagonistas a los parientes más cercanos de la muchacha asesinada y todos, de una u otra manera, aseguraron que Lucrecia “no andaba en cosas raras”, la calificaron de “excelente persona” y hasta contaron que “se desvivía por los animales”.
Uno de los testimonios más relevantes fue el de Estela Angela Perito, la mamá de la chica, aunque no fueron menos importantes las declaraciones de Silvana y Lucas, hermanos (mayor y menor, respectivamente) de la malograda joven.
Convencida de la culpabilidad del acusado, Perito habló de las cualidades humanas de su hija, a quien describió como “una persona inocente, llena de amor, pura, sin maldad para nadie”, del mismo modo que lo había hecho en enero del año pasado a través de una entrevista concedida a este matutino.
La apesadumbrada mujer lanzó sus dardos contra Barrionuevo y sostuvo que el principal y hasta ahora único sospechoso que tiene la causa fue quien mató a Lucrecia, o cuanto menos sabe quién lo hizo, pero guarda silencio y -por ende- es cómplice del asesinato.
A principios de febrero de 2008, y a través de las páginas de EL DIARIO, Perito había hecho pública una carta abierta dirigida a Barrionuevo, en la cual lo trató de asesino y cobarde, aunque sin nombrarlo expresamente.
“No te hacés cargo de lo que hiciste y ahora todos sabrán que sos un cobarde y la deshonra de tu familia”, enfatizó.
En otro párrafo de aquella estremecedora carta, Estela afirmó: “Cuando vos te mueras, no van a venir los ángeles de Dios a buscarte para llevarte hacia la luz divina. Van a ser los ángeles de Satanás, tu padre, los que te llevarán a la oscuridad eterna. A menos que te arrepientas y digas la verdad. ¿Qué pasó?”
Y tras describirlo como “un ser despreciable”, Perito enfatizó: “Sólo quiero saber por qué la mataste... porque hay que tener una mente perversa para quitarle la vida a otro ser”.
@Jueces y partes
Además de Gandarillas, intervienen en este proceso los jueces Silvia Saslavsky de Camandone y Héctor Fissore (integran un tribunal colegiado), el fiscal Francisco Márquez y el defensor oficial Juan Antonio Rusconi.
El juicio continuará mañana, en doble turno, ya que son muchos los testigos citados por las partes para comparecer en la sala de audiencias ubicada en el quinto piso del Palacio de Justicia local.
Entre otros testimonios, el tribunal escuchará a la madre de Barrionuevo, Zunilda Esther Saucedo, quien en otra carta enviada a este matutino a comienzos del año pasado, aseguró que su hijo “es inocente del grave hecho del que se lo acusa” y sostuvo que “nunca se drogó, no es adicto a la droga ni a las bebidas alcohólicas y tampoco lo fue”.
Tal afirmación de Saucedo había sido en respuesta a las expresiones formuladas por la mamá y la hermana mayor de Lucrecia, quienes habían vinculado al acusado con el mundo de los estupefacientes.
“Las manifestaciones de Perito no son ciertas; yo como madre viví y vivo para mis hijos, revisando y controlando todo en la casa, sobre todo en las habitaciones (...) pero no encontré nunca nada sospechoso”, dijo en aquella carta la progenitora de Barrionuevo.
@Otros detalles
Lucrecia tenía 25 años. Aunque vivía junto a su madre en Monteagudo 210, en barrio San Martín, había nacido el 16 de julio de 1982 en la localidad bonaerense de San Isidro.
Su cuerpo, sin vida, fue hallado alrededor de las 6.20 de la mañana del 5 de octubre de 2007. Presentaba un disparo de arma de fuego en el parietal izquierdo y otro en el costado derecho del tórax. Las balas habían salido de un revólver calibre 22 largo.
En tanto, Mauro Barrionuevo era compañero de trabajo de la víctima en una cadetería local y la tarde en que se produjo el hecho que ahora se procura dilucidar, había salido con la joven en su motocicleta.
Poco antes de la medianoche de aquel mismo jueves 4, el joven se presentó en la Policía y relató una historia que al fiscal que instruyó la causa, Gustavo Atienza, no convenció, por lo que terminó ordenando su detención.
Tal como lo anticipó EL DIARIO en ediciones anteriores, el caso tiene muchos puntos oscuros y no son pocas las dudas que lo rodean. Dudas que se transforman en preguntas que, al menos por ahora, no tienen respuestas: ¿Barrionuevo fue el autor de los disparos, o encubrió a otras personas? ¿Lucrecia vio “algo” que no debió haber visto? ¿Hay personas “importantes” o con cierto “poder” implicadas en el crimen?
@Gran campeona
Lucrecia Gómez había alcanzado notoriedad pública en los últimos años, producto de su exitoso paso por el mundo del deporte, más precisamente como levantadora de pesas.
En efecto, la joven había sido campeona argentina y sudamericana en las especialidades “potencia” y “fuerza en banco”, representando al gimnasio del reconocido Oscar “Gordo” Soria.
De 2002 en adelante, la malograda muchacha obtuvo en reiteradas oportunidades el título nacional, y en 2005 y 2006 logró las medallas de oro en el torneo sudcontinental, obviamente representando a la Argentina y a Villa María, su ciudad adoptiva.
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