“Cada vez que la Policía detiene un chico con problemas de adicción, con problemas de consumo, sobre todo del paco, que es la pasta base, hay una doble culpabilidad.
El problema de consumo de las drogas tiene 40 años en la Argentina, mínimamente. En los ‘70 se decía que la Argentina era un país de paso... la Argentina era un país de consumo ya a finales de los '60. Entonces, lo primero que hay que puntualizar es que el cuerpo social no ha sabido construir una respuesta, un abordaje a una problemática socioeconómica durante estos últimos 40 años. Eso es lo primero que hay que acordar. En una segunda instancia, cuando se discute si se debe penalizar o no... eso es un tema que se ha instalado para no hablar de lo que hay que hablar. De lo que hay que hablar es que no hay un abordaje pertinente. Ni el Estado ni las ONG 's ni ninguna otra organización tiene hoy una respuesta al problema más acuciante, en relación a la droga, que hoy es el problema del ‘Paco’, la pasta base.
Después sigue toda la cuestión tradicional de la clase media, del pibe que fuma marihuana o toma cocaína, las drogas sintéticas y todo eso; pero realmente eso hoy ha quedado relegado frente a la conjugación: consumo de pasta base-miseria.
Más allá de que el chico sea culpable o uno lo pueda culpabilizar, hay otro culpable, que somos nosotros, la sociedad. Nosotros somos culpables de no tener respuesta para el síntoma, que es la adicción, y tampoco tener respuesta para las razones que generan ese síntoma. Nosotros somos culpables, como sociedad, frente a un pibe al que no le hemos podido, sabido o querido, proveer un escenario de desarrollo. Y ese desarrollo tiene que ver con la salud, con la educación, con lo laboral, con todo lo que nos constituye como personas.
Otra cuestión: se habla de rehabilitación. Todos los términos que se usan, se usan muy a la ligera. Estos pibes nunca estuvieron habilitados. Uno puede rehabilitar a alguien que estuvo habilitado anteriormente. Estos pibes nunca estuvieron habilitados para la vida. Entonces, hay que construir, como sociedad, cada cual desde su lugar (porque éste es un problema del que nadie está exento) un escenario en el cual los chicos crezcan con la alternativa, con la chance concreta de habilitarse a la vida. Entonces, frente al síntoma, lo que hay que generar es eso: proyectos que salgan al paso de este problema, no para rehabilitarlos, sino para habilitarlos a la vida por primera vez. Hay un 'no lugar'; eso es lo que hay. Los pibes no tienen lugar. El único lugar que se les propone, desde la sociedad, es la represión, la cárcel. Entonces, veamos las alternativas: viven en un 'no lugar' y nosotros, como sociedad, les proponemos penalización, bajar la edad de la penalización. La alternativa real que tienen hoy esos pibes es o el 'no lugar' de la miseria, no de la pobreza, sino de la miseria, o las rejas, la prisión.”