Uno de los testigos más claros de la jornada de ayer fue el conocido pesista villamariense Oscar Soria, en cuyo gimnasio Lucrecia se entrenó durante más de ocho años hasta llegar a ser varias veces campeona argentina y sudamericana de pesas en las especialidades “potencia” y “fuerza en banco”.
El querido “Gordo” fue contundente cuando definió la personalidad de la joven y su relación con ella: “En el gimnasio, era como una hija para mí. Siempre se comportó como una dama y hablar mal de ella sería más que injusto”.
Luego de aportar algunos detalles de la actividad deportiva que desarrolló mientras representó a su gimnasio, a Villa María y al país en las diferentes competencias en las que participó, Soria describió a Lucrecia como “una chica muy callada, pero muy respetada y querida por todos”.
Las afirmaciones del múltiple campeón mundial conmovieron a propios y extraños en la sala, en particular a los padres, hermanos y amigos de Lucrecia, quienes no pudieron evitar las lágrimas de dolor y emoción ante el recuerdo vivo de su memoria y la condición humana que la caracterizó.
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