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José Enrique Castelucci, el médico forense cordobés que fue convocado por la Justicia local para que explicara detalles de la autopsia practicada a Lucrecia. Su relato fue concluyente |
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Un significativo vuelco tuvo ayer el juicio que se le sigue a Mauro Alberto Barrionuevo (22) por la muerte de Rebeca Lucrecia Gómez (25), a tal punto que el testimonio de un especialista en Medicina Forense dejó al descubierto que la joven fue asesinada.
A través de una exposición tan clara y precisa como concluyente, el perito José Enrique Castelucci sostuvo que, a su entender, no se trató de un suicidio, tal como lo había declarado el acusado al relatar lo ocurrido aquella tarde del 4 de octubre de 2007.
A requerimiento del fiscal Francisco Márquez, el profesional cordobés vino especialmente desde la capital provincial para explicar detalles de la autopsia realizada al cadáver de Lucrecia por el ex médico forense local Miguel Angel García, quien no pudo comparecer en este proceso por encontrarse de viaje.
Sin embargo, Castelucci coincidió plenamente con las conclusiones a las que arribó García en el protocolo de autopsia, aunque agregó detalles de valoración técnica muy esclarecedores, producto de su enorme experiencia en la materia.
Experimentado
En efecto, el facultativo es miembro del Instituto de Medicina Forense del Poder Judicial de Córdoba y se desempeña en esta actividad desde hace 23 años, período durante el cual realizó más de 5.000 autopsias.
Durante casi una hora, Castelucci describió con meridiana claridad el contenido de las pericias efectuadas sobre el cuerpo de la víctima, y si bien por momentos utilizó terminología muy específica -propia de la actividad médica-, se dio tiempo para explicar en detalle de qué se trataba cada definición.
De todos modos, lo más significativo de su testimonio giró en torno a cuestiones relacionadas con el resultado de la autopsia, que terminaron por desbaratar los dichos de Barrionuevo: Lucrecia no se suicidó.
Detalles más
que reveladores
A continuación se describen los puntos salientes de lo que dijo Castelucci a partir de las preguntas que se le formularon en la sala de audiencia:
- “Nunca la data de la muerte es exacta”. La respuesta surgió luego que se lo consultara sobre a qué hora habría muerto Lucrecia. Según un informe médico realizado a las 7 de la mañana del viernes 5 de octubre de 2007, el deceso de la joven se produjo unas 12 a 15 horas antes, es decir entre las 16 y las 19 del jueves 4.
- “No se puede establecer con certeza la posición en que se encontraba la víctima al momento de recibir los disparos.”
- “Es posible que le hayan disparado las dos veces antes de que cayera al suelo”. Esta segunda conjetura abona la hipótesis de que la joven estaba de pie cuando fue herida de muerte.
- “Se observa una trayectoria muy dispar de ambos proyectiles”. Uno de los balazos (calibre 22 largo) ingresó por el costado derecho del tórax y el otro en la región trasera del parietal izquierdo. Utilizando un bolígrafo como si se tratara del cañón del arma homicida, Castelucci explicó detalladamente por dónde, cómo y qué direcciones recorrieron las balas que dieron muerte a Lucrecia.
- “La trayectoria del disparo que impactó en la cabeza es absolutamente imposible para un diestro”. En efecto, la joven asesinada utilizaba su mano derecha para la mayoría de las acciones (escribir, manipular objetos, etcétera).
- “Los dos disparos se efectuaron a corta distancia... a menos de 50 centímetros”. Se observó ahumamiento en ambos orificios de entrada, lo que confirma la cercanía del arma al cuerpo de la víctima.
- “El disparo en el parietal izquierdo se hizo desde muy cerca, pero no fue de contacto”. Esto quiere decir que el arma no estaba apoyada sobre la cabeza, como ocurre en la mayoría de los suicidios.
- “A mi entender, esto no fue un suicidio”. La contundente respuesta del forense cordobés se produjo cuando el asesor letrado Juan Rusconi (defensor de Barrionuevo) le preguntó si podría tratarse de “un suicidio atípico”.
- “Los dos balazos fueron mortales”. Castelucci estimó que el deceso de Lucrecia se produjo no más de dos o tres minutos después del impacto que ingresó por el tórax, y que le produjo una grave lesión en el corazón, causando una hemorragia interna devastadora.
Otros testigos
Además del forense cordobés, durante la tercera audiencia de debate del juicio también declararon el policía Gustavo Novarese y una amiga de la víctima, Luisina Barrera, mientras que a pedido de la defensa volvió a comparecer Lucas Gómez, hermano de Lucrecia.
De esos tres testimonios, el más revelador fue el de la joven Barrera, quien ante una serie de preguntas del fiscal Márquez admitió que la chica asesinada consumía estupefacientes.
“Consumió drogas un tiempo, después dejó y en los últimos meses (antes de morir) solía fumar marihuana, pero siempre sola y sin molestar a nadie”, relató “Lichi” Barrera, tal como se la identificó en el expediente.
Contó que conoció a Lucrecia “en la confitería de Quinoto” hacia el año 2001 y aseguró que “no estaba metida en nada turbio”.
“Iba de su casa al trabajo (la cadetería), después al gimnasio (donde hacía pesas) y de vuelta a su casa; no molestaba a nadie ni tenía problemas con nadie... era una mina con un corazón muy grande”, enfatizó.
En un momento de su declaración, el defensor de Barrionuevo le preguntó si la víctima era “dark”, a lo que Barrera respondió en forma tajante: “No, era Lucrecia Gómez”. Y cuando Rusconi indagó si sabía qué significaba ese término, la testigo respondió “vestirse de negro”.
Le dijo lo mismo
A poco de comenzada la audiencia, compareció el oficial principal Novarese, quien entrevistó al acusado poco antes de la medianoche del día en que murió Lucrecia. Barrionuevo le contó lo mismo que le había dicho a otro efectivo policial en la puerta de la Comisaría de Distrito, como así también a otras tres personas de su entorno: que una chica que estaba con él se había quitado la vida en las inmediaciones de la Fábrica Militar y que se fue del lugar del hecho porque se asustó.
En tanto, el hermano menor de Lucrecia fue nuevamente citado por la defensa del acusado para que explicara una serie de conjeturas que había efectuado al momento de prestar declaración, cuando se inició la instrucción de la causa.
Lucas Gómez admitió que en aquel momento (días posteriores al crimen) sospechó que su hermana estaba “en algún problema de dinero” porque escuchó comentarios que así se lo hacían presumir, y cuando Márquez le preguntó si sabía que Lucrecia consumía drogas, respondió que le habían dicho algo al respecto, pero que eso no le constaba y que jamás la había visto drogarse.
En la recta final
Sobre el filo de las 13 de ayer, el presidente del tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo lunes, a las 8.30, oportunidad en la que el fiscal y el defensor formularán sus alegatos.
Previamente, ambas partes acordaron incorporar por lectura el resto de la prueba obrante en el expediente, con lo que se evitó que continúen compareciendo testigos en la sala del quinto piso de Tribunales.
De modo que con los cuatro testimonios de la víspera, en las tres jornadas de debate se receptaron 23 declaraciones, sobre un total de más de 45 personas que estaban originalmente citadas para exponer en la Cámara del Crimen.
Se estima que el juicio podría terminar el martes, aunque habrá que esperar a que las partes expresen sus conclusiones para conocer cuál será la decisión del tribunal para el momento de dictar sentencia.
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