Un descenso anunciado
Ramón Gómez - (diario Clarín)
Talleres está prácticamente descendido por el mal manejo de la institución en los últimos años, no sólo por el tema Ateliers, sino por los anteriores dirigentes que tuvo el fútbol de Córdoba.
Así como se fue mal Diego Gobatto de Instituto, Carlos Dosetti (ex presidente de la "T") lanzó a la calle 600 cheques sin fondo y la Justicia de Córdoba no le hizo nada, pero todos saben que los responsables son los dirigentes.
Después viene la pésima campaña de Gareca y la irresponsabilidad de Carlos Ahumada en el manejo institucional del club.
¿Por qué pienso que Talleres descendió? Porque es imposible alcanzar a Platense... Algunos creen que va a perder cinco partidos, pero a la vez Talleres tiene que ganar todo para lograr alcanzarlo, y es imposible por cómo está jugando el equipo.
Matemáticamente todavía se podría salvar, pero a las matemáticas las tenés que ayudar. Y para mí, uno más uno es dos, lo que pasa que muchos tienen miedo de decir que Talleres se va y no se dan cuenta que está descendido desde el momento en que perdió con Los Andes. De hecho, Talleres tenía que ganar tres partidos de local, contra Belgrano, Instituto y Los Andes...Apenas ganó uno.
Pero todo está mal en el club. Jugadores como Lushenhoff ganan 30 mil dólares por mes... Zermattén y Cobelli 36 mil pesos y los que menos ganan, como Quiroga y Buffarini, siete mil. Entonces, en esas condiciones, de antemano tenía que hacer una campaña excelente. Y es curioso porque hay que preguntarles a los jugadores de Alumni cuánto cobran mientras pelean por ascender a la segunda categoría del fútbol argentino, donde se encuentra Talleres.
Para Córdoba no significa nada porque era un descenso anunciado. No es la muerte de nadie, pero si no hacen bien las cosas, al club le va a pasar lo mismo que a San Martín de Tucumán, que estuvo diez años para volver. El problema es que, si al mismo tiempo asciende Instituto o Belgrano, los cordobeses nos vamos a quedar sin clásico.
Vendieron espejitos de colores
Nicolás Fassi - (diario Hoy Día Córdoba)
A nivel periodístico, este es el final de un proceso que empezó mucho antes de lo que se ve ahora.
Hace poco se cumplieron diez años de la obtención de la Conmebol y hoy el club está a punto de irse a la tercera categoría del fútbol argentino. Pero en esa época "internacional", se agrandó la fiesta de manteca al techo, donde todos querían la Libertadores y Carlos Dosetti, presidente del club, deseaba un club vendedor. Bueno, ahora el club está vendido.
No quiero entrar con el temor de caer en una especie de parangón con aquellos años, pero cada vez hay más cosas que verifican lo que digo.
Es más, el único club de Córdoba que anduvo por la Mercosur, la Conmebol y más no fue bien aprovechado por sus dirigentes, que durante diez años vendieron espejitos de colores. Y ahora los notables, que se dicen salvadores, son los ex presidentes que lo llevaron a esta situación.
A nivel hinchada, todos están casi resignados, más allá de que, obviamente, la esperanza es lo último que se pierde. Pero la cosa viene mal.
En los entretiempos se insultan una parte de la platea con la otra; la barrabrava está dividida...El club se hunde.
Sólo su historia
Hugo Caric (diario La Voz del Interior)
Un descenso de Talleres significaría un impacto muy grande en todo el ámbito futbolístico de Córdoba, porque se está hablando de un grande con una importante historia.
Es precisamente su historia lo más importante que le queda, por sus logros deportivos de otros años.
Talleres, si bien en su momento tuvo un guiño de la dictadura militar para intervenir en los torneos de primera división de la AFA, ha sabido ser protagonista y reunir a grandes jugadores que compusieron grandes equipos.
Pero hoy la situación es tan distinta como triste. El gerenciamiento ha excluido a su gran hinchada y esto se traduce en que hoy no concurren más de 15 mil personas a la cancha, cuando antes Talleres solo llenaba el Estadio Córdoba con 40 mil seguidores.
Que un grande como Talleres llegue a esto no es casual. Las desprolijidades y desaciertos tarde o temprano desembocan en un oscuro panorama como el actual.
Estos componentes han hecho que Talleres juegue con la calculadora en la mano desde hace seis o siete campeonatos, ya sea en primera división como en la B Nacional, hasta llegar a este momento donde el descenso se hace cada vez más realidad.
Las últimas decisiones que se han tomado desde el gerenciamiento aceleraron este momento, porque oportunamente no se dio el golpe de timón que era necesario.
Para colmo de males, el actual entrenador no tiene la suficiente ascendencia en el grupo y uno observa a Talleres que está jugando a lo que salga o a lo que pueda.
Perder con Los Andes y como local, en una instancia como esta, es una muy mala señal. Quedan muy pocas esperanzas para que Talleres pueda conservar la categoría.
Sin salvataje
Miguel Angel Juan (FM Sport)
Los villamarienses vemos el caso desde dos aspectos: primero, lo grave que significaría para el fútbol de Córdoba el descenso de un equipo como Talleres, uno de los dos más grandes de la provincia. Marcaría la pérdida de categoría de una parte importante del fútbol cordobés.
También implica un profundo análisis sobre el trabajo que realizó la institución en los últimos años en el fútbol de Córdoba porque, dentro de las deficiencias, Talleres no encontró a último momento el salvataje que encontró Belgrano e Instituto cuando estuvieron en convocatoria.
Ahora Talleres está pagando ese precio, que no es de un campeonato o un torneo, sino de cuatro o cinco años, quizás más, en el manejo institucional.
Desde este lado del territorio, desde el interior de la provincia y con Alumni puesto en el Argentino A, tiene una gran significación la presencia de Talleres porque deportiva e institucionalmente, jerarquiza el certamen.
No es poco decir que el Argentino A puede incorporar a uno de los más grandes clubes que pueden jugar en la categoría. El hecho es sólo comparable con San Martín de Tucumán entre los equipos directamente afiliados porque, exceptuando a los rosarinos como Newell's o Central, que están afiliados de manera directa en AFA, Talleres está entre los más grandes del fútbol del interior del país, mucho más que Juventud Antoniana de Salta, uno de los que hoy lucha, con toda su historia, lucha por volver a la B Nacional.
Un retroceso de difícil digestión
Juan Ricardo Rodríguez Brizuela
(FM Sport y Show Sport)
Todo lo que significa perder este gran club en las divisiones más importantes del fútbol argentino es un hecho de retroceso de difícil digestión.
Acá hay una serie de situaciones que se sumaron para finalmente colocar a Talleres ahí, al borde mismo del descenso, cercenado de casi decididamente toda posibilidad.
Lo que pasa que ahora no sólo depende de buenos resultados, depende de un milagro.
Es más fácil pensar que Talleres puede llegar a perder de acá al final. Todo lo demás es un hecho extraterrenal, aunque en el fútbol todo es posible y el hecho matemático, en este momento, es lo mínimo que sostiene al club.
Acá hay que remitirse a la historia, ver que hubo clubes al borde de la desaparición como San Martín de Tucumán, que descendió hasta la liga de origen y estuvo condenado durante diez años a pelear, intentar, buscar para volver...Significa un retroceso terrible.
La diferencia es que San Martín no estaba gerenciado, cosa que sucede en el ámbito de Talleres.
El problema también está en que la institución va a perder hasta el patrimonio mínimo de la ficha de algunos futbolistas porque descender significa dejar libre a los chicos profesionales que hoy por hoy, a menos que ellos quieran quedarse a jugar, están en todo su derecho de negarse a participar de una categoría amateur.
En ese sentido, no sé si está en condiciones el fútbol y Talleres de poderlo soportar.
La gente advirtió que todas las ilusiones se desvanecen, aunque el fútbol es el único capítulo de la vida donde lo imposible puede concretarse.
Los hinchas de Alumni pueden llenar la cancha si juegan contra el Manchester porque, quién te dice, en una de esas la pelota pega en el palo y entra. Pero lo normal es que no sea así y hoy, en Talleres, la gente fue lentamente perdiendo las esperanzas.
El hecho del decenso es muy claro y concreto: Además de los que van a la cancha, cientos de miles lo ven a través de la televisión y se dan cuenta de lo que falta y lo difícil que es la división, más allá que hay una medianía futbolística algo mediocre, pero tener rendimientos paupérrimos como los de Talleres y Belgrano, a lo largo del campeonato, te hace poner los pies sobre la tierra y la gente está destinada a resignarse.
Artífice de su propio destino
Eduardo Eschoyez - (Radio Mitre)
La prensa de Córdoba ha sido complaciente en la medida que los equipos ganaban. Tal vez nos faltó el rigor en la manera en que los clubes caminaron y se entró en esta especie de legitimar que hay que ganar de cualquier forma.
Se presentan situaciones insólitas: que talleres haya jugado copas internacionales y lejos estuvo de juntar algún dinero. En la misma medida, los malos resultados que tuvo en el torneo nacional hizo que descendiera de primera a la B Nacional.
Hasta en esta última etapa siempre estuvo la esperanza que Talleres pudiera corresponder a la historia y a la convocatoria que tiene, pero puesto a la cancha y en el escenario en que se encuentra, Talleres hace rato que es un equipo chiquito, en cuanto a la manera de afrontar situaciones, es como el tipo que se quedó sin laburo y sigue comiendo caviar y tomando champán.
No voy a descubrir nada si apunto a lo dirigencial, pero fue muy chocante también el microclima desde toda la vida que hubo en el club para hablar grandezas a pesar de la miseria.
En la radio días atrás dije que se hunde el Titanic y sin embargo hay gente que se le ocurre pedir té y escuchar música clásica.
De pronto hoy Ahumada es un delincuente y los jugadores son unos choros para los mismos que ayer los aplaudían.
Esto se vive con mucha decepción... El daño es tremendo porque se trata de la caída de un equipo que fue verdaderamente grande, el último gran revolucionario del interior que tuvo el país.
Pero con todo lo que generó, esto no es una sanción que cae como paracaídas. Creo que Talleres ha sido artífice de su propio destino, está donde está por obra y gracia de Talleres, y desde adentro no tuvieron la lucidez de dar el golpe en el momento adecuado.
Lamentable
Osvaldo "Turco" Wehbe - (Radio Continental)
Si la situación por la que está atravesando Talleres debería resumirse en una sola palabra, esa palabra es lamentable.
Si bien debemos admitir que se trata de una situación deportiva, también hay que convenir que tiene directa relación con el manejo dirigencial.
Talleres hace mucho que viene sufriendo los desaciertos de sus dirigentes, ya sean los de antes como los gerenciadores de ahora.
Lo que ocurre siempre en el fútbol es que los resultados deportivos o los triunfos en los clásicos tapan todas esas cuestiones, hasta que llega el momento que todo sale a luz.
Así está hoy Talleres y un descenso sería un golpe muy duro, a esto nadie lo duda.
Pero hay que destacar una cosa: el hincha de Talleres, el buen hincha de Talleres, es capaz de reencarnarse en la división que le toque, en este caso el Argentino A, y ser más seguidor que nunca, llenando canchas y alentando también más que nunca.
No tengo dudas que si Talleres llega a descender, su hinchada será protagonista de un fenómeno social.
Porque esto ocurrió no hace tantos años con San Martín de Tucumán, que descendió hasta su propia Liga y también ocurrió con San Lorenzo, cuando se fue a jugar a la Primera B.
Talleres no será una excepción, todo lo contrario. Esa reencarnación del hincha será un ícono en el fútbol de Córdoba. El hincha, siempre hablando del buen hincha, será capaz de darle una lección a los dirigentes, a los de antes y a los de ahora.
No es la muerte de nadie, pero si no hacen bien las cosas, al club le va a pasar lo mismo que a San Martín de Tucumán, que estuvo diez años para volver.
Es más fácil pensar que Talleres puede llegar a perder de acá al final. Todo lo demás es un hecho extraterrenal, aunque en el fútbol todo es posible y el hecho matemático, en este momento, es lo mínimo que sostiene al club.
Talleres es como el tipo que se quedó sin laburo y sigue comiendo caviar y tomando champán.
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