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Alberto Cantero atribuye a la sequía “y en alguna medida a los precios” el problema de la ganadería |
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Según el diario Clarín, circula un informe reservado en el Gobierno que admite que la Argentina podría llegar a tener que importar carne vacuna en 2010, si seguimos consumiendo unos 68 kilos anuales por habitante.
Siguiendo el mismo diario, el informe no lo hicieron consultoras opositoras al Gobierno, sino que surge de los técnicos de la Secretaría de Agricultura de la Nación.
“Tiene una precisión, al menos, sospechosa”, dijo Alberto Cantero, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados de la Nación, al ser consultado en Villa María sobre ese polémico informe.
“Hablan de que deberíamos importar en 2010 unas mil toneladas, que es el 0,025% de lo que se produce en nuestro país. Es muy difícil hacer una estimación así”, agregó.
El informe que cita el diario porteño asegura que la producción de carne caería en 2010 a 2,67 millones de toneladas, desde las 3,11 millones esperadas para este año. En ese escenario no quedaría carne para exportar. Y hasta haría falta comprar unas 1.000 toneladas en el extranjero, para atender un consumo que se calculó en 2,68 millones de toneladas.
Asegura que el stock ganadero actual, de 55,3 millones de animales, podría retroceder en 2010 hasta 47,9 millones de cabezas, y que por lo tanto la producción de carne también caería drásticamente. Se restarían a la oferta unas 438 mil toneladas. El retroceso sería de 14%, lo que representa un porcentaje mayor al entendido por Cantero.
De todos modos, el diputado riocuartense entiende que el sector está pasando un momento crítico “debido principalmente a la sequía y, en menor medida, a los precios”, sacando del escenario las políticas que hay en la materia.
Cabe recordar que la Argentina llegó a ser el primer exportador mundial hace cinco décadas. En 2008, este negocio representó divisas por US$1.500 millones.
Esta proyección se construyó sin tocar otras variables, como el peso promedio de faena (actualmente de 214 kilos al gancho) y el consumo interno de carnes, que desde 2007 se mantiene estable entre 67 y 68 kilos per cápita.
Existe temor que al reducirse significativamente la producción de carne, se opte por bajar el consumo interno subiendo los precios que paga el consumidor.
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