Una erupción volcánica puede ser un espectáculo maravilloso como devastador, pero para el arquitecto austríaco Hans Hollein fue el pretexto perfecto para darle forma al Parque Europeo de Vulcanismo, un museo temático ubicado en la región de Auvernia, en el centro de Francia.
La obra tiene 4.700 metros cuadrados y está emplazada sobre 57 hectáreas de verde, en una zona volcánica inactiva que cubre casi 100 kilómetros de extensión. "El edificio recrea, formal y metafóricamente, el ascenso a la cumbre y la inmersión en el cráter de un volcán", explica Hollein y agrega que para resaltar el espíritu de aventura y descubrimiento, la obra tiene múltiples tipos de acceso: caminos alternativos, escaleras, atajos y rampas. La entrada principal propone un breve paseo descendente a la vera de un muro de piedra ciclópeo. El camino conduce a una gran plaza central hundida desde la que se puede rodear el ícono principal del parque: un cono gigantesco, cortado en dos mitades que irradia una luz dorada desde su profundo interior.
Para Hollein, la mitad más grande simboliza la actividad volcánica, mientras que la parte más pequeña, la actividad geológica. Entre esas dos mitades, un puente se asoma al profundo hueco del cono y permite contemplar la erupción simbólica de ese volcán artificial.
Camino al Averno. Hollein quiso que este parque recreara un clima siniestro y amenazante, pero "exuberante y alegre" a la vez. Esa contradicción es lo que asombra al visitante cuando desciende dos niveles para llegar a lo profundo del museo. En el camino de regreso a la superficie, las pupilas se comienzan a acostumbrar a la mayor cantidad de luz. El agua y el verde de las plantas resalta como un símbolo de la vida que vuelve a surgir después de la erupción. Este es mi pequeño aporte, para celebrar el Día de los Museos.
Cuqui Ayassa Carballo
Museóloga Mat.: 1037/75