|
|
|
|
|
|
|
1 - Cecilia Ambrogio y Fernanda Olcese. 2 - Luciana Schettini |
|
|
|
|
|
Para ellas, gran parte de los adolescentes con los que tienen contacto a diario, buscan en la escuela un espacio que la familia no les otorgó. Y subrayan que eso no debe ser así.
Hablamos de educación sexual. Fernanda Olcese, Luciana Schettini y Cecilia Ambrogio, docentes de Biología y Química, especialistas en sexualidad humana, compartieron una larga charla con EL DIARIO, en la que expresaron su descontento hacia la ley de educación sexual obligatoria sancionada en 2006.
Apenas comenzada la nota, las profesionales comentaron que uno de los principales mitos y prejuicios que tiene la sociedad hoy respecto a la temática es el de creer que mientras más se eduque a los jóvenes en sexualidad, se expondrán a o mantendrán mayor cantidad de relaciones.
Otro es el de reducir la sexualidad sólo a una cuestión genital.
Uno de los asuntos primordiales abordados en la entrevista fue el de por qué no se toman precauciones a la hora de ir a la cama con alguien.
EL DIARIO ha realizado en los últimos meses distintas notas sobre sexualidad, en particular sobre las enfermedades que se transmiten por esta vía. Desde la Fundación Alas, que actualmente trabaja con el municipio villanovense, han señalado en varias ocasiones que los jóvenes le temen más al embarazo que a las ITS, que suelen no cuidarse y que asumen esa conducta porque se creen omnipotentes. Las tres docentes que hablaron ayer con este matutino encontraron otra razón: la falta de amor por uno mismo.
Las educadoras subrayaron que los adolescentes se ven desbordados por la cantidad de información que manejan sobre la materia. “Más que información, son un cúmulo de datos desordenados que no logran procesar e incorporar”, advirtió una de las entrevistadas.
“Hay una gran diferencia entre información y conocimiento. Lo que ocurre acá es que a los chicos les falta el esquema para acomodar todos esos datos, entonces no sirve”, coincidieron. “Antes tenían un rompecabezas de diez piezas y hoy de 200 y no saben cómo armarlo, además de que no tienen un espacio para hacerlo”.
Todo esto contestaría en alguna medida los interrogantes sobre por qué los chicos no se cuidan a la hora de tener relaciones, como indican distintas encuestas. Pero hubo un comentario de la profesora Ambrogio que sobresalió entre los demás: “Los chicos pueden tener conocimientos para ejercer una sexualidad responsable, pero si no se quieren, si no tienen autoestima, amor por su cuerpo y por sí mismo, no llegamos a nada”. Esto es lo que, precisamente, ella nota en la adolescencia actual.
En este sentido, Ambrogio recalcó que las maestras poco pueden hacer para fortalecer la autoestima si no lo hizo la familia desde que la persona es pequeña: “Eso se mama desde chico”. Y allí es donde hay que enfocar.
s La ley
Por otro lado, las entrevistadas fueron críticas con la ley de educación sexual, sancionada en 2006 (cuya implementación en la ciudad es escasa) y que establece la obligatoriedad de que las escuelas primarias y secundarias de todos el país, de gestión privada y estatal, impartan un programa integral de educación sexual para sus alumnos.
La iniciativa establece los cinco años como edad mínima para comenzar a recibir instrucción en esta materia y en su momento recibió críticas de parte de la Iglesia Católica y de sectores conservadores de la cámara alta, que reprocharon que no incluya expresamente a la familia en la elaboración de los contenidos.
Se especifica en la norma que como educación sexual integral se entiende “la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos” y que su aplicación será “gradual y progresiva”, a la vez que fija un plazo máximo de cuatro años para el cumplimiento de sus disposiciones.
Entre los aspectos que cuestionaron las entrevistadas, está el de que “cualquier docente se va a amparar en la norma para poder hablar de sexualidad en su clase”, lo que consideran que puede resultar dañiño. “Hay personas que pueden dar un mensaje que resulte perjudicial para los alumnos”.
Schettini dio el ejemplo de un profesor homofóbico, y el riesgo de que transmita esa aversión a los homosexuales a los estudiantes.
Además, recalcó que “no podemos formarnos como personas por una ley”.
“Con una o dos capacitaciones sobre la materia uno no se despoja de sus creencias y prejuicios”, señalaron las tres. “Además, hay personas que no tienen intención de formarse en el tema, entonces no puede ser que una ley los obligue. ¿Cómo luego ese maestro dará clases? A veces, es mejor callar que hablar, porque podemos confundir al alumnado, que ve en nosotros un modelo de referencia”.
Si bien rescataron características de la ley, enfatizaron que la educación sexual debería producirse de otra manera. “Podrían generarse talleres o abrirse espacios en distintos ámbitos y no a través de una ley y de la escuela. Hay que apostar a la familia, es allí donde deben darse estas cosas”.
En ese sentido, comentaron que cada vez es más frecuente que los chicos lleguen al colegio “buscando ser escuchados y que se respondan sus interrogantes sobre el tema”, porque “en la casa no tienen esa oportunidad”.
Para las especialistas, la ley es “sólo un parche”.
Diego Bengoa
Otras notas de la seccion Locales
Olaviaga y Bedano en el racimo de opciones
Los comicios marcados por la presencia de Zannini y Cavagnero en las boletas
"Ya no es factible sostener la imagen de familia dominante"
Entusiasmo y aprendizaje: lo que dejó la Feria de Ciencias
"Cada vez más niños se involucran en la ciencia"
|