El parte de prensa brindado anoche por la Comisaría de Distrito de la Policía local informó suscintamente sobre lo ocurrido. Decía, de manera textual:
“En la fecha (por ayer) a la hora 11.30 personal del Cuerpo Especial de Vigilancia, se constituyó en San Martín 89 Joyería MB, donde se entrevista con un empleado, quien denuncia que momentos antes en circunstancias en que se encontraba atendiendo en el negocio, se juntó una cantidad importante de clientes, posteriormente constata la falta de seis paños con alhajas varias”.
Hasta aquí, un robo más, como los que lamentablemente sufren los vecinos de la Villa a diario. Este, en un comercio ubicado en pleno centro de la ciudad.
Sin embargo, algunos otros datos recogidos más tarde por un cronista de este medio, sirven para hacerse una idea de que, aunque no hubo violencia durante el hecho ni se utilizaron armas de fuego para amedrentar y reducir a los comerciantes, el hecho no es menor, sobre todo si se trata del trigésimo cuarto robo que se registra en esa joyería.

@Contado por la víctima

EL DIARIO dialogó con Jorge Brignone (56), propietario del local, quien a pesar de no haber estado en el momento del robo en el lugar, dio un panorama muy claro del accionar de los delincuentes; panorama lamentablemente avalado por la experiencia de ser éste el robo número 34 sufrido en su negocio, generándole, desde luego, una importante pérdida material.
“Primero entraron dos chicas supuestamente interesadas en adquirir alguna de las cosas que había en la vidriera. Haciendo consultas, lograron llevarse a la empleada hasta la vereda, donde la entretuvieron, distraída de lo que ocurría dentro del local, durante un buen rato”, indicó Brignone, quien prosiguió relatando: “Mientras tanto, otro supuesto cliente, con una estrategia parecida, distrajo al otro empleado, llevándolo lejos del mostrador. Y dos chicas quedaban libres y sin ser atendidas en medio del local. Ellas fueron las que, sin ser vistas, accedieron al fondo del negocio, pasando detrás de las vitrinas del mostrador y levantaron los seis paños en los que había cadenas, medallas, pulseras y anillos de oro”, detalló, amargamente, el comerciante.
Cuando los comerciantes quisieron darse cuenta, los “clientes” habían desaparecido y las alhajas también. Un verdadero “trabajo de orfebrería” delictiva. Este grupo, como los lobos, caza en equipo. Y no es la primera vez.
Brignone recordó que: “La última vez que nos robaron, fue utilizando el mismo método. Creo que son los mismos delincuentes”, arriesgó el damnificado.
“De verdad, no sé decir de cuánto dinero estamos hablando. Lo mismo le dije a la Policía, pero no es poco. Son seis paños llenos de alhajas, es mucho dinero, pero no sé cuánto, exactamente”, explicó el joyero, quien aseguró que nada de lo sustraído está asegurado, porque ninguna compañía de seguros hace poliza sobre este tipo de mercadería.
Desde luego, el personal de la División Investigaciones de la Policía comenzó una tarea de Inteligencia para dar con los delincuentes.
El damnificado, en tanto, se quejó amargamente de la situación de inseguridad que se vive y no imagina más que salidas drásticas para una situación que cree insostenible.

@Otro robo, en una casa

En tanto, también en esta ciudad, pero durante la noche del jueves, alrededor de las 22, se registró otro robo, en este caso, domiciliario, en una casa ubicada en la calle Antártida Argentina, en la cuadra del 2000.
Allí, personal del Comando de Acción Preventiva (CAP) receptó la denuncia de un vecino, quien manifestó que los amigos de lo ajeno, tras abrir la puerta del patio con una llave similar a la original o ganzúa, le sustrajeron un televisor Philips, un equipo de música, una CPU con pantalla de 17 pulgadas LCD.
Cabe consignar que estos nuevos hechos se registraron horas después que un quiosquero, un carnicero y el bufetero de un tradicional club de esta ciudad fueran víctimas del incesante accionar delictivo de los ladrones.