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Marco junto a sus dos hermanos, en su casa, el jueves, horas después de volver a la Villa |
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Llegó a las 18 del jueves a Villa María, luego de muchos meses de internación en la capital provincial, y se encontró con que una caravana de familiares y amigos lo esperaba en el ingreso de la ciudad, por autopista. Marco Ludueña (11) sonrió como pocas veces antes y, emocionado, agradeció a todos la avalancha de rezos, plegarias y afecto otorgado por tanta gente.
Marco está en la Villa, porque los médicos le permitieron venir a disfrutar de sus dos hermanos varones. Con barbijo y distintos cuidados, permanece en una habitación de su casa de barrio San Justo, cobijado por el amor incondicional de Marcelo (14) y Kevin (16), y el de su mamá, Mary Casas, una luchadora incansable que no se mueve de su lado, y que ayer agradeció muy especialmente a su pueblo de Morrison por toda la solidaridad demostrada.
Ella, la mujer que no descansa y reza minuto a minuto, fue la que no le soltó la mano en esa madrugada del 8 de abril último en la que el pequeño fue sometido a un trasplante de médula en el Hospital Privado de Córdoba, luego de una espera agonizante y traumática. La donante fue una joven alemana de 20 años, que tuvo el altruista gesto de ayudarlo a Marco a sobrevivir.
La joven le escribió una carta, en la que le contó que para ella fue una experiencia muy especial, que quiere conocerlo y que le encantó poder ayudarlo.
El pequeño sabe que la lucha es diaria y no se da por vencido. Su familia pide el rezo de toda la población, una población que ha dado muestras de su solidaridad: desde que el caso se hizo público, muchísima gente oró por el chico o llamó telefónicamente a su progenitora para abrazarla a la distancia y darle fuerzas en este durísimo trance que les toca atravesar.
Hoy todos quieren darle todos los gustos al nene que “se hizo grande” de un día para el otro, cuando tuvo que enfrentar con admirable entereza la leucemia.
Por ejemplo, un abogado de Córdoba, cuya hija se curó, le regaló al chico villamariense una notebook.
En tanto, Norma Avaro, amiga íntima de Mary está organizando una pollada para recaudar fondos para ayudar a esta familia que tiene problemas económicos.
Fanático de Boca Juniors, el pibe soñaba con tener algo de los jugadores del club xeneixe. Por eso, Avaro se contactó con el empresario Juan Carlos Quaglia, quien ayer a la tarde le trajo especialmente una camiseta de Martín Palermo a Marco, que sigue al equipo desde muy chico.
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