Escribe: Juan José Coronell
Especial para EL DIARIO
A siete kilómetros de allí, se encuentran Las Tres Cascadas, que caen formando ollas naturales que dan lugar a un balneario elegido por miles de turistas en el verano. Y mas allá del invierno, es ideal para visitarlo porque se pueden realizar cabalgatas, disfrutar del atardecer, los recorridos que se pueden realizar pisando las hojas secas de los árboles, entre otros.
También nos esperan sus hoteles, reconocidos en las sierras, que se levantan entre antiguas estancias y son una posibilidad ideal para descansar y disfrutar de sus instalaciones. Tal es el caso del Hotel Parque Ascochinga, que se nos presenta para compartir un fin de semana diferente fuera de la ciudad.
Otra de sus ofertas se encuentra en el Ascochinga Golf Club para los que quieran practicar el deporte fuera de Villa María. Este lugar, y sostenido por los que lo visitan es uno de los mejores en cuanto a canchas que, sumado al paisaje del lugar, se lo considera único.
En Ascochinga no sólo convive el presente sino el pasado. Allí se dieron cita más de un histórico para aprovechar, ya en aquellos tiempos, la paz, tranquilidad que ofrece el lugar. Así, fueron testigos de ello Nicolás Avellaneda, Pellegrini, Juárez Celman y Ramón Carcano entre otros.
@Patrimonio histórico
Dijimos que convive la historia y el presente. Y eso se refleja aun más en la Estancia Jesuítica Santa Catalina. Orgullo de la provincia, el país y por supuesto de los pobladores, la Estancia. Construida en 1620, se terminó de erigir en 1754 por los misioneros jesuitas logrando una imponente fachada. Con dos torres y un portal en curva, con columnas y frontones curvos, por dentro posee patios cercados por corredores, galerías con bóvedas, talleres, depósitos, huertas, entre otros.
Sin lugar a dudas impresiona su belleza y grandeza. Es para muchos la mejor de las Estancias que los Jesuitas hicieron por estos lados. Esta Estancia fue proclamado Patrimonio Histórico de la Humanidad, que no sólo posee su hermosura en lo arquitectónico sino en su ubicación con su entorno natural, que hacen de su estilo barroco moderado una verdadera joya arquitectónica.
Fue el gran centro de producción pecuaria (con miles de cabezas de ganado vacuno, ovino y mular), amén del obraje con sus telares y aparejos, la herrería, la carpintería, el batán, los dos molinos, el gran tajamar y su alimentación subterránea de agua que venía desde Ongamira, en las sierras a varios kilómetros de distancia.
También se conservan en la iglesia las valiosas imágenes del Señor de la Humildad y la Paciencia y de un Cristo crucificado, imagen de vestir y talla en madera policromada respectivamente. Junto a la iglesia se halla el antiguo cementerio de los religiosos, al cual se accede por un magnífico portal barroco cóncavo, resaltado por el coronamiento curvo y enmarcado por pilastras y columnas.
Tras la expulsión de la Compañía, fue adquirida por don Francisco Antonio Díaz en subasta promovida por la Junta de Temporalidades, permaneciendo en propiedad de la familia hasta nuestros días, en que continúa siendo utilizada como residencia de descanso y vacaciones.
Vale aclarar que los últimos domingos de enero, año a año, se realiza una misa y una procesión para recordar al nombrado Francisco Antonio Díaz.
Ascochinga nos brinda hermosos paisajes, la mágica Estancia, circuitos y las infinidad de posibilidades de pasar un hermoso fin de semana en familia.
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