Las fibras son aquellas partes de los alimentos vegetales que no pueden ser digeridas por las enzimas y los jugos intestinales, aunque algunas son levemente fermentadas por las bacterias del intestino. No aportan calorías y producen gran saciedad. Es por ello que se recomiendan para el descenso de peso.
Existen dos tipos de fibras: solubles en agua (gomas, pectinas) e insolubles (celulosa, hemicelulosa, ligninas), con diferentes efectos sobre el organismo.
-Es preferible consumir fibra en forma natural, es decir a través de los alimentos que la contienen y no en forma de preparados farmacológicos, ya que de esta manera se incorporan además vitaminas y minerales.
-Para aumentar los beneficios es aconsejable tomar como mínimo ocho vasos de agua por día. Las fibras desencadenan una serie de procesos metabólicos que tienen efecto directo en la prevención de muchos y variados problemas de salud, tales como aterosclerosis, ataques cardíacos, cáncer de colon, diabetes, obesidad, constipación, problemas digestivos e intoxicaciones.

¿Cómo aumentar la
ingesta de fibras?

-Sustituir el pan blanco y los cereales refinados por integrales. Los salvados de avena y trigo son buenas fuentes de fibras.
-Consumir legumbres (soja, lentejas, porotos, garbanzos) que son ricas en fibras solubles.
-Comer frutas y hortalizas sin pelar (lavándolas previamente).

Algunos mitos

-El mejor método de incrementar la ingesta de fibra se halla sólo en el consumo de salvado.
FALSO: como se dijo anteriormente la fibra está presente en menor y mayor medida en todo los alimentos de origen vegetal, no sólo en el salvado.
-La carne contiene fibras.
FALSO: las fibras de la carne son tejido conectivo que aporta principalmente proteínas, la fibra dietética sólo se encuentra en alimentos vegetales.
-Los alimentos congelados y envasados no contienen fibras.
FALSO: estos productos no contienen modificaciones en su constitución con respecto al contenido de esta sustancia; por el contrario son una buena fuente para tener en cuenta. Ejemplo: arvejas enlatadas, verduras congeladas, etcétera.

En síntesis, la incorporación de las fibras a la alimentación cotidiana más allá de provocar saciedad y no aportar calorías; contribuye a que estemos más sanos y nos ayuda a prevenir enfermedades.

Lic. en Nutrición
Daniela Arnaudo
MP 1663
Ospil - Amel Salud