El viernes a las 20 se presentará en la galería de arte Los Cuatro Gatos (Chile 256) la sexta edición de la revista-libro de letras y arte contemporáneo Diccionario, realizada en la ciudad de Córdoba, que está dedicada a Villa María.
Con la presencia del director de la publicación, el periodista Emanuel Rodríguez, artistas locales aportarán textos y performances. Precisamente el responsable del proyecto, quien lo lanzara en la medioteca en octubre pasado, se prestó a una entrevista vía mail con EL DIARIO para adelantar detalles sobre la publicación.

¿De qué modo se originó el proyecto?
- Nació como una manera de extender la práctica cotidiana del periodismo de difusión cultural hacia territorios poco frecuentes. Lo hacemos cinco periodistas y amigos, que nos juntábamos los fines de semana (completan el equipo Carla Barbero, Celina Alberto, Juliana Rodríguez y Demián Orosz; todos trabajan en La Voz del Interior). Está enfocado en variables no controlables, como los caprichos o la libertad de espacio. Pretendíamos, además, ofrecer un medio de difusión de obra que permita un despliegue mayor al de los medios habituales y al mismo tiempo pensar en la posibilidad de un medio que no se limite a la difusión sino que se plantee como un medio de producción de obra. Le damos al artista algo que puede ser el punto de partida para una obra que no existiría si no existiese la revista.

¿Desde un principio, como fundadores, se plantearon establecer dichas reglas de libre temática, técnica y extensión?
- Sí, desde el comienzo la idea principal fue la de cambiar las reglas habituales. También queríamos introducir al trabajo los conceptos de juego y de caos: frente a un periodismo que se sobrealimenta de la administración eficiente de recursos (el gasto mínimo de papel, la noticia más efectiva), pensamos en un medio caótico, amable y económicamente no rentable.

¿Existe algún antecedente de una publicación similar?
- Personalmente, no conozco. Creo que hay algo de la revista que necesariamente se ha visto inspirado por el “diccionario” de Diana Aizenberg, aunque esa es una influencia que sólo he podido notar con la revista en marcha, al compartir título y esa ansiedad enciclopédica descontracturada. Pero lo de ella es un libro único y un proyecto de definición colectiva de palabras.
¿Un producto de estas características trasciende el microclima cultural y logra llegar a otros ambientes?
- No. El público para este tipo de publicaciones en Córdoba es muy reducido y se nos hace muy difícil romper la barrera de los 500 lectores. Nuestro desafío ahora es salir de Córdoba, ir a otras ciudades.

¿Qué perspectivas tenés sobre el escenario artístico cordobés?
- Lo que me entusiasma del escenario cordobés, como contrapartida de lo que te decía sobre el público, es que la producción es constante, con altibajos en lo que a calidad estética de la producción se refiere, claro, pero se ha logrado un ritmo de exposiciones y publicaciones impensado en la década de 1990, por ejemplo. Creo que se trata de un fenómeno de formación de una metrópoli, que necesita estos años de mucha producción, que no cesa a pesar de que las políticas oficiales, provinciales y municipales, son miserables. Creo que sólo si se mantiene este escenario por unos diez años, Córdoba podrá comenzar a pensarse como una verdadero centro cultural de importancia a nivel regional.

¿Esta modalidad se realizaría con otras ciudades?
- Sí, el plan de máxima es muy ambicioso: después de Villa María queremos hacer Rosario y Buenos Aires en 2009, México, Madrid y Ginebra en 2010.

¿Esto tiene que ver con la intención de acercar el interior a la capital o viceversa?
- No, tiene que ver con pensar las cosas de otra manera. No queríamos hacer un “suplemento”, por ejemplo: las obras de Villa María no están separadas de la revista ni tienen una marca especial: tienen el mismo trato que el resto de las obras. Consideramos que así debe ser, porque odiamos esas publicaciones de Buenos Aires que dedican una página o un suplemento especial al “interior”. Acá se trata de ver qué pasa fuera de nuestra cápsula, pero también abrirnos realmente a lo que pasa allá afuera, ser hospedaje y huésped de otras maneras de vivir el arte y la literatura.

Presentación

Julio César Audisio leerá el texto con el que participó en la letra L: “Las confesiones de un ojo imaginario o no”; Normand Argarate hará lo propio con “N de Nunú” y Keskesé (que aparece en la letra E con textos y fotografías de “E de ensalada”) realizará una performance.
En el libro están presentes Juan José Massafra (“O de Oh!”), Celeste Martínez (“R de Ramificar”), Alejandra Alesso (“T de Tengo un fetiche”), Cecilia Casenave (“Y de Yuxtapuesto”), Alejandro Schmitd (“S de Seres de Schmidt”) e Iván Wielikosielek (“D de Durmientes”).
En el resto de la revista aparecen: Cristina Bajo, Marcelo Nusenovich, Marcia Schwartz, Florencia Magaril, Tony Valdez, Luis González Palma, Pablo Carrizo, Laura Del Barco, Roger Koza, Pablo González Padilla, Juan Pérez Gaudio, Alice Munro, Demián Orosz, Cecilia Jausoro, Gabriel Orge, Iván Ferreyra, Carlos Schilling y Juan Canavesi. El evento está organizado por la agenda cultural La Miró.
Juan Ramón Seia