A partir de un relato casi biográfico, Ricardo Monner Sans habló de su militancia socialista en los ‘60 y de la defensa que ejerció durante la dictadura de los perseguidos por el Gobierno militar. “En ese entonces, el actual matrimonio presidencial no estaba trabajando por los derechos humanos”, puntualizó.
Después de un breve repaso por las denuncias que presentó contra funcionarios del menemismo (el propio Carlos Menem por el tráfico de armas, a Víctor Alderete por su gestión en el PAMI de los ‘90 y a María Julia Alzogaray, entre otros), detalló algunas de las denuncias presentadas contra funcionarios del Gobierno nacional.
Habló del pedido de investigación para ver la legalidad del enriquecimiento de Néstor y Cristina Kirchner; de lo objetable que la esposa del ministro de Planificación, Julio De Vido, fuera titular del SIGEN, organismo encargado de controlar ese Ministerio; contra la ex ministra de Economía, Felisa Micelli, por usar fondos del Estado cuando ya no estaba en funciones; contra la ex titular de Medio Ambiente, Romina Picolotti y por la negativa del Gobierno a que Julio Cobos, en ejercicio de la Presidencia por viaje de Cristina Fernández, usara el helicóptero... presidencial.
La pregunta era inevitable. ¿Esas denuncias llegaron a buen puerto? Monner Sans reconoció que en la mayoría de los casos, no. Salvo el caso de las armas que todavía está en juicio, no hay avances en las causas.
“Sin embargo, creo que la única manera de batallar contra la desesperanza es luchar”, dijo.
Asegura que trabaja en esas presentaciones judiciales desde que entendió que “la corrupción no es neutra, es la base de la desigualdad. Es la que nos quita aquella escuela pública en la que pudimos aprender o las universidades gratuitas que posibilitaban la movilidad social”.
Es por eso que considera que sus ideales revolucionarios de los ‘60 “se reducen hoy a algo menos pretensioso: volver a los principios de la Constitución. Eso es revolucionario”, concluyó.