Medio siglo de vida, prestigio, negocio emblemático de la ciudad. Ayer cerró definitivamente sus puertas Farmacia Gornitz, y la calle Catamarca se cubrió de nostalgia.
El tradicional local había abierto en 1958. Y desde hace tiempo, padecía una fuerte crisis que la llevó inevitablemente hacia el final. Podría decirse, sin duda alguna, que esta es la crónica de un final anunciado.
“La vida tiene comienzo y fin. Obviamente que el nacimiento provoca felicidad y la muerte no, pero esta es una muerte con el menor sufrimiento, intentando el bien de todos, de la farmacia y de su gente”, expresó Pablo Gornitz, al dialogar con EL DIARIO.
El profesional reveló que la crisis venía desde hace varios años, que se le ofreció al personal hacerse cargo de la farmacia, que la propuesta no los convenció, y que luego “hubo posibilidades de venta que nunca se concretaron”.
Ahondando en este último punto, indicó que hubo ofertas villamarienses y foráneas, “pero todos son conscientes de la situación de la salud, entonces la inversión se piensa mucho”. Además, no obvió que tenía que transferir su propio apellido, ya que la farmacia no tiene nombre de fantasía.
Gornitz puntualizó que en los últimos años contó con cinco empleados. En su mejor momento tuvo 18, llegó a ser la farmacia de mayor comercialización e innovó con sitio web, tarjetas de compras y otras propuestas.
“Hemos contado con la confianza de la gente”, subrayó.
El empresario confesó que en los últimos años no se realizaron innovaciones ni se empleó a más personas.
El martes las puertas se cerraron para hacer balance y finalmente ayer se decretó el final. Gornitz fue a almorzar con sus empleados, con los que quedó en excelente relación, de acuerdo a lo que conoció este matutino.
“Estábamos en estado vegetativo”, graficó.