Más chica, menos expositores, menos espacio físico, stands más modestos y escasa visita de candidatos. Esta es una síntesis de lo que encontramos en la AgroActiva, la exposición que concluyó ayer en la estancia La Berta, de Ballesteros. Parecería un diagnóstico negativo y sin embargo, se pudo apreciar con más énfasis el esfuerzo puesto por todos los actores de la cadena productiva para seguir adelante.
Los fabricantes nacionales y las concesionarias, que están viviendo una recesión “como no se tiene memoria”, según dijo Luis Nardi, presidente de la expo, en el acto inaugural, decidieron estar en AgroActiva.
Asumieron el costo que representa exponer y recibieron su recompensa: se encontraron con miles de productores interesados en la maquinaria. Algunos vendieron, otros apenas hicieron contacto. Pero lo que quedó en evidencia, es que siguen siendo necesarios los puntos de encuentro para que el productor conozca los avances tecnológicos, aprecie las maquinarias que se siguen fabricando y pueda -cuando lo decida y estén las condiciones- comprarlas para hacer más eficiente la producción.
La capacitación fue otro punto de encuentro. Por ejemplo, una de las charlas giró en torno al agregado de valor. Con políticas adecuadas es posible extender los proyectos que ya están (por ejemplo, en el INTA) para llegar algún día a exportar productos elaborados en base a la materia prima que se produce en el país, lo que multiplicaría la mano de obra. Es una semilla de esperanza.
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