Sobre el cierre de la jornada tribunalicia de ayer y por espacio de sólo 20 minutos, Gabriel Germán Miranda realizó una ampliación indagatoria en relación a la causa que lo tiene como imputado por el crimen del comerciante Aldo Ambrosino Rimoldi.
El acusado fue trasladado desde la Cárcel de barrio Belgrano, donde se encuentra alojado mientras se sustancia el proceso, hasta el primer piso del Palacio de Justicia local, donde tiene sede la Fiscalía del Segundo Turno.
Allí, entre las 12.55 y las 13.15 y junto al abogado Eduardo Luis Rodríguez, su defensor, “El Lagarto” Miranda realizó ante la secretaria Elba Oyola una breve exposición en el marco de la causa que instruye el fiscal Gustavo Atienza y por la cual se encuentra imputado como presunto autor de “homicidio simple”.
Si bien no se conocieron detalles puntuales, pudo saberse que aclaró parte de lo que había dicho hace dos semanas, cuando fue indagado por Atienza sobre los hechos acaecidos el pasado 21 de abril en las oficinas del negocio que explotaba Rimoldi (comercializaba insumos para la industria láctea), ubicadas en la esquina de Jujuy y López y Planes, en barrio Ameghino.
Cabe recordar que al caer la noche de aquel martes, Miranda, de 38 años de edad, y Rimoldi, de 58, mantuvieron una discusión que terminó con el comerciante mortalmente herido en el tórax (recibió una puñalada a la altura del corazón) con un cuchillo de unos 12 centímetros de hoja, mientras que el acusado también sufrió lesiones cortantes: 17 puntazos en el pecho y el cuello.
La Justicia procura dilucidar las circunstancias en que se produjo el hecho de sangre, ya que Miranda sostiene -en su defensa- que repelió un ataque de Rimoldi.
Sobre el particular, el hijo mayor de quien fuera jugador y director técnico de Alumni, Iván “Nene” Miranda, sostuvo que la discusión no fue por cuestiones comerciales o económicas, como se dijo en un primer momento, aunque tampoco trascendió el motivo que desencadenó el trágico episodio.
Finalmente, cabe señalar que los tres cuchillos que la Policía secuestró en las oficinas de Rimoldi eran del comerciante fallecido.