“No hay problema, lo vamos a derivar e incluso a ayudar en los costos del tratamiento en el instituto privado”, dijo el gobernador Juan Schiaretti a Andrés Mainardi, hermano de Emanuel, el joven de 16 años que desde diciembre del año pasado está internado en el Pasteur por las lesiones neurológicas que padece tras un accidente.
Feliz pero cauteloso, ayer Andrés fue al Pasteur a buscar la derivación, que le abriría las puertas para trasladarlo a un instituto de rehabilitación en Tanti. Pero se encontró con una desagradable sorpresa: en lugar de la derivación esperada, Guillermo Tomas, el director del Hospital, le entregó un texto con fórmulas legales en el que le dan el alta voluntaria “bajo responsabilidad de los solicitantes y bajo su costa y cargo”.
La derivación no es un trámite menor, es la llave para que el Gobierno nacional pague el tratamiento en el instituto privado.
Pero Tomas y el ministro de Salud, Oscar González, sostienen que el Hospital tiene todo lo suficiente para el tratamiento.
“Nosotros agradecemos a la gente que trabaja, porque vemos que hacen todo lo posible, pero no alcanza. Y yo estoy jugado a recuperar a mi hermano, no se puede morir ahora después de tanta lucha”, dijo, desesperado, mostrando el papel que le entregó el director con las líneas de puntos sin completar los nombres de los protagonistas.
Emanuel no la está pasando bien. Cuadripléjico pero consciente, ayer tenía un estado difícil de contener. Además, su estado clínico se va complicando con infecciones propias de las internaciones prolongadas.
En Tanti le ofrecen siete horas de tratamiento intensivo y acorde con sus posibilidades, además de tratamiento psicológico para Emanuel y su familia. Está al alcance de la mano, pero hay quienes están dispuestos a que eso no suceda.
Lo raro es que el mismo director, el 23 de febrero, había afirmado en una nota que no podían tratarlo. Y ahora, se empecinan en no dejarlo salir.