Escribe:

Fernando Movalli
Especial para EL DIARIO
(desde Las Varillas)

La ciudad de Las Varillas y su equidistancia entre San Francisco y Villa María, vive y palpita como pocas la recuperación de un clásico único e inigualable. El del “fortinero” villamariense y la “verde” sanfrancisqueña.
Más allá de la jerarquización que un renovado celeste riocuartense pueda brindar a un Argentino “A” “para alquilar balcones” o la misma presencia del viejo Racing cordobés junto a este increíble aporte en la desgracia “tallarín”.
Y, privilegiada por su ubicación en este caso, los varillenses pendulan entre un viejo amor por Sportivo Belgrano y un cariño más contemporáneo de un Alumni ganador de ese derecho a fuerza de ascender tozudamente. Concurriendo a uno u otro estadio según la ocasión, pero volcándose en masa sólo en la máxima expresión del choque verde y albirojo en los viejos provinciales o en aquel renovado Argentino de los comienzos. Y de allí esta frutilla del postre por ambas instituciones en la tercera categoría del estamento nacional desde hace horas. Para paladear un choque único en la eterna puja de dos grandes ciudades del interior del país. En fútbol, es cierto, pero también en las vicisitudes y vivencias de sociedades tan distintas o parecidas, de acuerdo al ítem del cual se trate. En lo académico y cosmopolita la villamariense y en el arraigo “gringo” e industrial la del este cordobés. Un choque deportivo de dos clubes bien futboleros y de pleno crecimiento, que divide sanamente el corazón del hincha varillense, acercando a los más veteranos al verde y a un buen número de jóvenes al albirojo. Por aquello de la invasión estudiantil a la “bella Villa” y ese lazo interminable que siempre tuvo esta región con el viejo Sportivo Belgrano. Sin olvidar a mollenses, aliceños, playosenses o varenses que también aportan su cuota de simpatía hacia uno u otro lado, relamiendo sus almas futboleras por la recuperación del gran clásico del interior cordobés. Sportivo y su ansiado acceso a la categoría superior; Alumni y su digna espera por el “odiado primo” de tantas luchas. Una mesa servida para el apetito de quienes amamos el fútbol con jerarquía dentro y fuera de un escenario estructurado a pura pasión. Para el beneplácito de una enorme franja provincial del centro-este que ya palpita la recuperación de su duelo histórico y cada vez más arriba en la elite del firmamento nacional.