@ De los tribunos

Señor director:
De nuestra mayor consideración:
En nuestro carácter de vocales del Tribunal de Cuentas de la Municipalidad de Villa María, tenemos el agrado de dirigirnos a usted por lo siguiente:
1) Que en la edición del día lunes de esta semana de EL DIARIO de su digna dirección, se publicó una nota referida a la supuesta incompatibilidad de ingresos del abogado Pilar Pedro Monesterolo, en su doble condición de beneficiario de la Caja de Jubilaciones de la provincia de Córdoba, y al mismo tiempo contratado como jefe de Gabinete de Asesores de la Municipalidad, designado por decreto del Ejecutivo.
2) Que consideramos, con todo respeto, que el título de la nota no se condice exactamente con la actividad desarrollada por estos tribunos en el caso de cuestión.
3) Que los suscritos, en ejercicio de nuestras facultades, detectamos algunos casos en los que empleados o funcionarios a sueldo del municipio podrían, hipotéticamente, encontrarse incluidos en el sistema de incompatibilidades con el régimen jubilatorio provincial.
4) Que por sendas notas elevadas al presidente de la Caja de Jubilaciones, se solicitó concretamente se nos informe si, a juicio de la Caja de Jubilaciones, dichas personas se encuentran incluidas en las incompatibilidades establecidas en la Ley 8.024 y sus modificatorias Ley 9.504 y decretos reglamentarios.
5) Las personas investigadas son: a) Marta Olga Noriega, enfermera del dispensario Belgrano; b) Simón Vicente Flores, coordinador de Relaciones Laborales a cargo de la Oficina de Personal de este municipio (Secretaría de Gobierno). Estos dos personas, a nuestro requerimiento, manifestaron su condición de beneficiarios del sistema jubilatorio. 3) Doctor Pedro Pilar Monesterolo, respecto a este último, no teníamos certeza de que fuera beneficiario de la Caja de Jubilaciones, aunque por informes confidenciales se nos había expresado que cobraba haberes en la sucursal Banco Nación de Plaza de Mayo (Capital Federal) por intermedio de un apoderado.
6) En todos los casos se acompañaron los antecedentes necesarios para que los funcionarios competentes del a caja pudieran realizar las determinaciones correspondientes.
7) A la fecha no nos ha llegado información oficial alguna, aunque por vías informales nos ha llegado la versión de que la nota emitida por "El Diario" es verosímil y ajustada a lo ya resuelto por la Caja de Jubilaciones.
Agradeciendo desde ya se deje constancia en su publicación de la real actividad desplegada por los suscritos, nos reiteramos a usted con las expresiones de nuestra más distinguida consideración.
Dr. José B. Naselli
Primer vocal Tribunal de Cuentas
Dr. Francisco G. Maristany
Segundo vocal Tribunal de Cuentas

@ De una ciudadana

Señor director:
Anécdota agridulce: viernes por la noche, control de alcoholemia en calle Entre Ríos. Iba como acompañante en el auto de una amiga a la que le medían el aliento. A otras de las acompañantes que iba en la parte de atrás le comento de un caso, similar al nuestro. El caso de un abogado que obtuvo un dictamen en el que se advertía de que el control no es de alcoholemia, que se hace en sangre, sino que es otra cosa lo que se controla. O sea, está bien que controlen, pero con reglas claras. Uno de los oficiales de Tránsito, una oficial, me escuchó y comenzó a gritarme “callate la boca” por qué, le pregunté, qué hice de malo, qué dije. Enfurecida, quiso que me bajara y me seguía gritando: “Te callás la boca o te meto presa” muy exaltada. Yo no creí necesario bajarme, ponerme en un mismo plano de agresión y eso pareció ponerla aún más nerviosa. Yo le contesté, en el mismo tono, que por qué tenía que callarme. Así estuvimos un rato, un tenso rato. Otro oficial que estaba allí la retiró, tratando de calmarla, aunque poco pudo hacer en lo inmediato. El hecho no pasó a mayores, acostumbrados como estamos a hechos de violencia cotidiana. Pero ¿no vivimos acaso en democracia? ¿no puede considerarse este hecho como un abuso de poder? ¿hasta dónde podemos estar tranquilos si nos acontecen sucesos como éste? Porque, estoy segura que no debo haber sido la única a la que le sucedió una cosa así.
Si se me permite la digresión, yo creo que esto tiene que entrar en discusión en un tema del que tanto se opina de un tiempo a esta parte: decimos de la dictadura y sus atropellos. De los dos demonio, pero uno representaba al estado y su responsabilidad era la de enjuiciar, no la de matar. En pequeña escala, y ya casi seguros de no volver el tiempo atrás, ¿no deberían estos oficiales atenerse a la letra de la ley, y no creer que son ellos la ley? Contestar, sugerir, convencer con ella, y no imponer, intimidar, cohibir con ella, como un garrote.

Carolina Mascambroni
DNI 28064834