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Vega, Banchio, Montagner y Stheli, los protagonistas del segundo encuentro propuesto por |
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En vísperas del
25 de Mayo,
EL DIARIO hizo la primera entrega de sus Apuntes para el Bicentenario, desde el centro del país.
En la fecha Patria que hoy evocamos, presentamos los
resultados del segundo encuentro.
Al aporte que desde el ámbito educativo que realizaron el rector de la Universidad Nacional Martín Gill, el decano de la Tecnológica Juan
Carlos Peretti, el creador de la ESIL Orlando Pfaffen y el magister Eduardo Marzolla, se suma hoy el que hacen
desde la industria el directivo de la Unión Industrial de Córdoba y de la EPEC Rodolfo Banchio,
el ex presidente de AERCA y actual vicepresidente tercero de la UIC Sergio Montagner, el director de la Fábrica de Pólvoras coronel José María Vega y el dirigente del Centro Comercial, Industrial y de Servicios de Villa Nueva, Marcelo Stehli.
La idea es transitar el camino del pensamiento, para imaginar juntos un proyecto común.
Los cuatro llegaron con puntualidad al encuentro. Cruzaron los saludos, comenzaron a charlar
y, en un momento dado, se encendió el grabador...
Marcelo Stehli: “En los 30 años de democracia han sido casi todos desencuentros, porque los líderes que hemos tenido no han planteado un proyecto de país que haya sido consensuado y que se haya podido llevar adelante por cincuenta años. El último gran proyecto de país en Argentina lo podríamos situar hace 60 años. Después, ya lo hemos visto: entra un gobierno y hace totalmente lo opuesto a lo anterior. Para lo que viene, para las próximas décadas, hay que hacer un gran consenso a partir de preguntarnos qué queremos para la Patria, como lo hacían hace ciento veinte años nuestros próceres”.
Sergio Montagner: “Escuché hace unos días en un reportaje radial a un diplomático que señalaba que nuestro país concurre a un organismo internacional, la OEA, por ejemplo, donde se fijan una serie de lineamientos comunes a todos los países miembros. Cuando el Gobierno que estuvo presente concluye su mandato, el que viene atrás no hace honor a lo establecido aquella vez. No podemos ser tan incongruentes afuera. Ni hacia adentro, como decía Stehli, ni hacia fuera. No podemos seguir en esta lucha desgarradora por desconocer al otro, de no tomarlo como alguien con quien se puede dialogar; así no hacemos más de debilitar la institucionalidad. Tenemos que volver a lo que nos inculcaron de chicos en cuanto a la división de poderes, reclamar que ningún legislador levante la mano por un llamado telefónico y sin pensar en los ciudadanos de la región a la que representan”.
Rodolfo Banchio: “Coincido en que se dan demasiados cambios bruscos en virtud al cambio en la conducción política, porque no se establece el objetivo prioritario, que es trabajar para los supremos intereses del país. Creo que cuando en una mesa de profesionales se pueden establecer las ventajas comparativas y competitivas que puede tener nuestro país, cuando se puede establecer el modelo de vida que creo que todos los ciudadanos argentinos quieren tener, que en líneas generales es el de vivir en un país que aproveche esas ventajas y luego las desarrolle de manera federal, con protagonismo de las regiones, para que el Estado sea justo hasta el último rincón de la Patria, todo parece viable. Pero, en cambio, tenemos lo que se decía en la mesa, cambios bruscos de ciento ochenta grados. De pronto somos privatistas, de pronto somos estatistas. Creo que hay que conciliar ambas cosas, creo que no podemos pensar en una política ciento por ciento privatista ni ciento por ciento estatista. Las empresas públicas, depende de cuál se trate, es importante que sean empresas públicas, pero también es necesario contar con algunos de los beneficios de las privatizadas, como es la eficiencia. Por todo lo que digo, creo es necesario algo que en algún momento se planteó desde Villa María como: ‘El Gran Acuerdo Nacional’. Si podemos establecer diez o doce puntos, que son los básicos para definir un rumbo de país, para aprovechar las ventajas, para comprometer a todas las fuerzas políticas y por supuesto a todas las instituciones, yo creo que podríamos fijar el rumbo a seguir, aprovechar las circunstancias que en cada momento pueden dar los mercados internacionales, con una política impositiva clara y justa para todos, que nos permita caminar con seguridad en ese rumbo. Lo contrario es marchar dos pasos para adelante y, a lo mejor, cuatro pasos hacia atrás”.
José María Vega: “En este momento, cuando estamos próximos al Bicentenario de la Patria, es momento de honrar a nuestros próceres y a grandes precursores como lo fueron los generales de división Savio y Mosconi, que se caracterizaron precisamente no por ser militares, ya que pensaban distinto a los militares de su época; pensaban cincuenta años para adelante, estaban adelantados.
Uno puede coincidir con lo que dijo Banchio, en el sentido de no ir a los extremos, es decir, no ser estatista a ultranza o ni privatista a ultranza. Ahora, estos hombres pensaban en lo nacional, en la empresa nacional, De hecho Mosconi, en su libro ‘El petróleo y la ruptura con los trust’ (ingleses y norteamericanos en su época), se revela como un visionario que inició la exploración y explotación del petróleo argentino por argentinos. Lo mismo Savio dándole el impulso a la industria siderúrgica; hay que pensar que Fabricaciones Militares llegó a ser un gran holding con 14 empresas propias, con participación accionaria en sociedades mixtas como Somisa, Altos Hornos Zapla, Atanor... Actuaron interpretando la realidad, como un hecho que relata Mosconi, sucedido en agosto de 1922, cuando fue a comprar combustibles para el servicio aeronáutico del Ejército y un gerente de la West Indian Oil Company le dijo que le tenía que pagar por anticipado. Fue una bisagra, para empezar a diseñar el manejo de nuestros recursos. Y entre los años 1922 y 1930 Mosconi fue director General de YPF en gobiernos de Yrigoyen y Alvear. En esos ocho años se triplicó la producción de crudo en el país de 300 mil metros cúbicos al año a 900 mil metros cúbicos al año. Pero otra vez aparecieron las desavenencias a la que aludían los demás presentes, y todo ese proceso quedó trunco el 6 de setiembre de 1930 cuando los militares que no pensaban como él, encabezados por Uriburu, dieron el primer golpe de Estado. Más allá de los hechos puntuales, es momento de recordar y honrar a estos hombres que murieron jóvenes y que veían la posibilidad de fabricar en el país lo que se fabricaba afuera y explotar lo nuestro nosotros mismos. Seguramente que nosotros también vamos a encontrar un momento bisagra y vamos a salir hacia adelante”.
Montagner: “Lo único que habría que apuntar que Savio y Mosconi estaban bajo una hipótesis militar e industrial. Situémonos en ese tiempo, en el que existía una estrategia militar de autoabastecernos ante una posible guerra. Convengamos que en ese entonces el mundo era un mundo de hipótesis de guerra permanente, saliendo de la Primera Guerra Mundial y entrando a la Segunda Guerra Mundial. Lo que está claro que tuvieron la visión, más allá de eso, de que tanto el petróleo como el acero son industrias básicas, sin las cuales no se puede pensar en crecer como país. Lo mismo Perón, que a la industria nacional la fortaleció. Pero después entramos en una dinámica en la cual las empresas nacionales comenzaron a ser deficitarias producto de malos manejos, irregularidades, y de pronto nos pasamos al extremo diciendo ‘privaticemos todo’ y a lo mejor no había que privatizar todas las empresas, tal vez algunas sí, otras no... Y ahora a lo mejor queremos estatizar todo de nuevo. Hoy el mundo es distinto”.
Stehli: “Lo que está claro es que aquellos hombres marcaban un proyecto nacional, más allá de que haya sido civil-militar, mixto… En el siglo pasado todavía la Argentina contaba con algunos líderes que marcaban un proyecto nacional, un camino a seguir, como Yrigoyen, Perón, Frondizi, Illia… Lo que pasa es que ya vamos hacia los 30 años de democracia y hemos perdido las brújulas que usaban ellos, hemos perdido el horizonte por falta de consenso en torno hacia dónde queremos ir ahora”.
Banchio: “Yo me resisto a encontrar el líder. Yo creo que es un problema cultural, un problema de la sociedad, un problema cuya solución pasa por profundizar la democracia. En los países maduros democráticamente hablando es la sociedad la que define mediante su participación y su voto el perfil de país que se quiere. Las estructuras partidarias allí saben que si prometen tienen que cumplir. Vale decir que el sistema democrático prevé la solución de este tema. Y, repito, no hay ninguna duda en que hay una total coincidencia en que todos los ciudadanos quieren una sociedad lo más justa posible, una sociedad en donde se distribuya federal y equitativamente la riqueza, en la que se respete el medio ambiente…”.
Montagner: “Yo creo que hoy está todo muy mediatizado y que algunos medios no se dedican tanto a informar como a operar sobre los ciudadanos, entonces se hace difícil discernir entre las mejores propuestas. A través de los medios se dice que los industriales han ganado mucho dinero en los últimos años y que tienen que pagar los efectos de la crisis actual, pero no se dice que las empresas venían de la crisis de 2001 y que tuvieron que reinvertir en la propia empresa para recuperar primero, ponerla en marcha después e insertarla finalmente en el mercado. También hace falta un gran sinceramiento, para no incentivar una lucha entre trabajadores y empresarios, porque la verdad es que los dos nos necesitamos. Tenemos que ser capaces de sentarnos en la misma mesa. Y como autocrítica desde los industriales, creo que no tenemos participación, no tenemos representatividad en los sectores de poder y replantearnos si queremos participar en este modelo de país que debemos armar entre todos”.
Stehli: “Algunos de nosotros participamos en las gremiales empresarias, desde donde se hace muy difícil transitar aportando ideas al gobernante de turno, porque ellos se trazan una política y se cuadran en ella; son remisos a escuchar, a dialogar. Y cuando se tensa la cuerda y se crean situaciones de fuerza, no conducen a nada positivo”.
Vega: “Quería retomar algo. Yo pertenezco a una empresa estatal, con trabajadores estatales y la verdad, por mi experiencia -estuve 11 años en la Fábrica Militar de Río Tercero- me atrevo a decir que en la cadena de proveedores y clientes pueden confluir perfectamente lo privado y lo estatal. Lo bueno para el país es darle entre todos valor a la materia prima, industrializarla; tener el país industrializado, y no preguntarnos si la empresa que lo hace es estatal o privada”.
Banchio: “Yo también pertenezco al Directorio de una empresa pública (EPEC) y el gran desafío es tratar de que esté bien manejada y pueda funcionar. Hablo de la optimización de procesos, que inventaron los japoneses debido a su disminuido territorio y a la gran cantidad de habitantes. La empresa pública que no mida resultados, que no logre los resultados que le permitan autofinanciar su marcha, empieza a ser una carga que cae sobre el conjunto de la sociedad. Si no es eficiente, o bien acomoda sus tarifas o bien tiene que lograr aportes del tesoro. Y acá quiero marcar una diferencia entre Brasil y Argentina. Allá hay un sentimiento que les hace querer su empresa y acá, como es de todos, parece que no fuera de nadie. Y entonces no importa la optimización de procesos, la eficiencia en la gestión, la incorporación de tecnología, pasó con los ferrocarriles…”.
Montagner: “Para tener un teléfono de ENTEL tenías que esperar un año y medio, eran destrozados los teléfonos alcancía en la vía pública para robar unas monedas, y ahora nos molesta ver las ganancias que tienen las compañías telefónicas. Fuimos unos tontos bárbaros…”.
Banchio: “A lo mejor, si alguien quiso optimizar esas empresas, chocó contra esa cultura nacional que dice que la empresa estatal no es de nadie. Quería contar lo de ferrocarriles, donde se robaban los bujes de bronce, lo que significaban un descarrilamiento en una formación y un daño de medio millón de dólares a una máquina. Y por ese buje al autor de ‘la obra’ le deben haber pagado dos pesos con cincuenta”.
Vega: “Voy a discrepar un poco en cuanto a la empresa estatal. Llevo el año décimo cuarto entre Río Tercero y Villa María en empresas de la órbita del Estado y quiero decir que hay actividad industrial de la que se tiene que hacer cargo sí o sí el Estado, como la industria de la defensa. En la década del ‘90 se privatizaron diez de las catorce empresas de Fabricaciones, con lo que nos quedan cuatro. Gracias a Dios se salvó lo básico e indispensable para que nuestras fuerzas armadas y de seguridad tengan pólvoras y proyectiles fabricados por nosotros, porque lo contrario sería entregar soberanía. En todos aquellos años no venía un peso de lo que pagaban los argentinos en impuestos para ayudar a esas fábricas que después se vendían. Yo creo que no es malo que el Estado se haga cargo de estas empresas. Le puedo asegurar que nosotros desde adentro aplaudimos mucho la llegada de este Gobierno, en realidad desde mayo de 2003, porque políticamente y económicamente ha permitido que subsista además lo que es una fuente de trabajo directo a dos mil personas e indirecto para muchas más… Somos autárquicos y la plata que vino en estos años del Estado es para recuperar y para el mantenimiento de una planta que está cumpliendo 72 años, es una inversión”.
Montagner: “Quiero dar el ejemplo de Petrobrás, en Brasil. Ellos la mantuvieron en la órbita del Estado, se aferraron a ella y hoy es una de las empresas más importantes del mundo y hoy tienen petróleo para autoabastecerse, y nosotros destruimos YPF”.
Banchio: “Repsol (YPF) ganó en el ejercicio 2007 unos 3.500 millones de dólares”.
Montagner: “¿Y a la gestión de estas empresas, Repsol, Telefónica… quién las hace? La hacen los argentinos; no vinieron rusos, americanos ni japoneses. Y, de pronto, funcionan. No eran malas por ser estatales, sino por tener mala gestión de nosotros mismos”.
Periodista: “Prácticamente no he tenido que intervenir, pero después de esta primera media hora de charla debo preguntarles ¿cuál es la Argentina que quieren y cómo debería contribuir la Industria a la consecución de esa Argentina?”.
Banchio: “Bueno, la transformación de la materia prima es una necesidad de Argentina y del mundo, eso genera trabajo y genera bienestar. Porque de una piedra se logra el acero, del acero se logra la chapa, de la chapa una heladera o lo que se nos ocurra. Y así con cada cadena de producción. Ahora, cuál es el ámbito que necesita la Industria independientemente que sea privada o estatal. El ámbito es el de una seguridad jurídica que pueda respaldar las inversiones y los grandes esfuerzos que a veces se hacen para alcanzar los objetivos. Se necesita una política a largo plazo. Por ejemplo, si tomamos lo que fue el tema de la carne, la cadena de valor de ese rubro hizo grandes inversiones para el comercio exterior pensando en muchos años para adelante y habíamos logrado una marca reconocida en el mundo. De pronto por una decisión que tiene más que ver con los votos que con una política de Estado, se rompió aquello y el productor quedó totalmente defraudado, fuera de contexto. O sea, vuelvo a lo que yo decía de los diez o doce puntos consensuados, que el gobierno de turno no tiene que tener posibilidad alguna de cambiar. Tenemos que tener establecido lo que no se toca como se hizo en el Pacto de La Moncloa en España, donde establecieron un rumbo, el ingreso al Mercado Común Europeo, pero a partir de ahí ningún país es capaz de modificar ese rumbo. Y en Brasil lo mismo, sin que haya habido ese pacto, pero es tácito en honor a la Nación. ¿Y por qué no lo va a modificar? Porque la sociedad no lo va a permitir. Por eso hablo de un problema cultural. Porque acá un día vino Cavallo con la idea privatista y casi todos estábamos de acuerdo. Después, por los resultados nos dimos cuenta que no era lo mejor para el país… No señor, no nos puede pasar más. Hay que buscar esos diez o doce puntos que no se tocan”.
Stehli: “hay que ir en busca de ese ‘Gran Acuerdo Nacional’. A los puntos de la seguridad jurídica y de establecer cuáles áreas deben estar siempre en la órbita del Estado, yo le agrego el de la Educación, porque creo que es fundamental. Tenemos que educar a los niños y los jóvenes para que en ellos, que van a ser los trabajadores, los técnicos, los profesionales del futuro, haya un sentido de pertenencia a esa Argentina nueva, que no es otra que la vieja, grande y fuerte que soñaron los prohombres. Y no podemos permitir esta tragedia que significa que haya niños de diez años que nunca han visto trabajar a su padre.
Y el cuarto punto que me atrevo a introducir es el de la prestación universal de salud”.
Banchio: “Esa educación a la que alude Stehli debe estar relacionada al perfil del país. Hay que formar en cada región la inteligencia que cada región necesita”.
Montagner: “Y en este punto es necesario sincerar otro aspecto. ¿Cuánto cuesta el egreso de un profesional de una de nuestras casas de altos estudios? Tomen el presupuesto de una tecnológica o de una nacional y divídanlo por el número de egresados y se van a agarrar la cabeza”.
Periodista: “¿Cuál es el resultado de esa división?”.
Banchio: “Y, para un ingeniero estaba entre 150 mil pesos y 200 mil pesos. Pero a lo que vamos es a que no hay posibilidades de discutir la planificación de la educación sobre la base de lo que se necesita. Quiero citar el muy buen ejemplo del técnico Lácteo, porque allí se diseñó una carrera, un tipo de profesional que es el que necesitaba la industria y lo que a su vez necesitaba el estudiante para tener una salida laboral… Por otra parte, está lo que no puede ser, como tener el doble de médicos per cápita de la media del mundo”.
Vega: “Yo quiero agregar un punto más para intentar el acuerdo, y es que el Estado debe garantizar la continuidad de las fuentes de trabajo allí donde una empresa privada hace agua. Me refiero a casos como los de la Fábrica Militar de Aviones, la papelera Masuh, Zanello que se cooperativizó y ahora es Pauny y sigue funcionando y fabricando tractores. Yo no salgo del dolor que me produce que de los catorce establecimientos que tenía Fabricaciones, en la década del ‘90 hayan quedado cuatro, y los otros hayan terminado en proyectos inmobiliarios, un country en Pilar, etcétera, etcétera”.
Montagner: “Bueno, se puede ayudar a una empresa, pero se le debe poner un plazo para que sea competitiva y se sustente por sus propios medios, porque si no el resto de los argentinos va a tener que sostener con impuestos la ineficiencia de esa empresa y tampoco es justo”.
Banchio: “Está claro que si se paga por ganancias, debe haber una ayuda cuando se pierde por una cuestión transitoria del mercado mundial o del mercado interno. Analicemos un tema actual, en el que algo se está haciendo, como es el de maquinarias agrícolas. Los productores estuvieron quince años sin rentabilidad y, de pronto, viene un período en el que ganaron muchísima plata gracias a una política impositiva, pero eso tampoco está bien. Hay países que tienen hasta un 80% de Impuesto a las Ganancias y me parece correcto”.
Montagner: “Se llega a ese porcentaje con una escala progresiva”.
Banchio: “Con una escala progresiva, pero cuando esa actividad tiene complicaciones, hay que asistirla. Porque no tenemos una idea todo lo que significa cuando se desarma una industria”.
Vega: “Fue lo que pasó en los ‘90, cuando el Estado se hacía el distraído cuando cerraban en nuestro caso diez establecimientos o los ferrocarriles, y condenaban a ciudades enteras a la desaparición”.
Banchio: “Cuando en el mundo está comprobado que el sistema de transporte más barato es el ferroviario. Llevar una carga por ferrocarril cuesta el 10% de lo que cuesta llevarla por ruta. Pero, además, la infraestructura, el tendido férreo, es muchísimo más barato que una ruta. Del mismo modo que se ahorra por autopista en comparación con la ruta”.
Vega: “Creo que coincidimos en muchos puntos...”.
Banchio: “Lo que cuesta es coincidir con los políticos, porque podemos tener el consenso en torno a los puntos necesarios, pero ellos no entienden que tienen que estar cuatro años y dejar que otros sigan ejecutando los mismos puntos. Empiezan a hacer cuestiones que en algunos casos son demagógicas y nocivas para el conjunto, con el fin de permanecer más allá de ese período”.
Vega: “Debo decir que, al menos desde 2003 hasta la fecha, se mantiene la misma política con Fabricaciones. En el caso de la Fábrica de Villa María, que tuvo 1.200 trabajadores, técnicos y profesionales, se llegó a un mínimo de unos 220, y en el proceso de recuperación que llevamos ya estamos por los 310, afortunadamente”.
Periodista: “Creo que al menos hay seis puntos sobre los que han alcanzado acuerdos: seguridad jurídica, educación media y superior para atender la realidad de cada región, agregar valor a la producción en lo posible en cada lugar, impuestos progresivos a las ganancias, participación social del Estado en momentos críticos de una empresa, control del Estado en áreas como Educación, Salud, Seguridad, Energía, Producción para la Defensa… ¿Creen que sentados a la mesa de ese hipotético ‘Gran Acuerdo Nacional’, ustedes, los industriales, podrían acordar un proyecto común con los demás sectores de la vida argentina?”.
Stehli: “Creo que sí, sin esperar a grandes líderes o Mesías, como decía Banchio. Debemos hacerlo. Va a llegar el momento en que tengamos que buscar la salida y entre todos con toda seguridad que la vamos a encontrar”.
Montagner: “Sí, creo que sí, que va a haber un punto de inflexión. No podemos dejar que se nos sigan pasando los años y las oportunidades”.
Banchio: “La sociedad lo debe exigir y seguramente los políticos lo entenderán. Algunos de ellos ya reconocen la necesidad de un plan nacional con puntos que no puedan ser modificados con los cambios de Gobierno. Eso abre una esperanza”.
Vega: “También creo que sí. Un pueblo que pierde su esperanza, su capacidad de lucha está condenado al fracaso. Y estoy convencido de que va a llegar ese punto de inflexión al que se aludía, y que Argentina va a recuperar el lugar que ya tuvo como actor importante a nivel mundial”.
...
Y se fue la segunda charla, que arroja nuevos Apuntes para el Bicentenario desde el centro del país. Comenzamos para el 25 de Mayo con referentes de la educación, continuamos con motivo del 20 de Junio con actores de la industria y regresaremos el 9 de Julio… Así hasta transitaremos por el camino del diálogo hasta fin de año, hasta el año del Bicentenario, pensando seriamente, decididamente en Argentina. Más allá de nosotros mismos.
Sergio Vaudagnotto
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