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El campeón. El plantel que presentó Los Zorros en cancha, que se coronó el mejor del torneo Apertura |
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Escribe: Juan Pablo Morre
Las atajadas mágicas de Ambrosio, la efectividad en el arco rival y la entereza para resistir cuando todo se hizo muy complicado (tres hombres menos cuando restaba más de media hora de juego), fueron los puntos altos que tuvo ayer Los Zorros para volver a vencer a Alumni, esta vez por 2-0, y de esa manera coronarse campeón del torneo Apertura de la división B del fútbol local.
Algo imaginable; sí, puede ser, porque a un mes previo a iniciar el campeonato, Los Zorros era un barco prácticamente sin timón, pero con el corazón de dos o tres muchachos y la compañía de otros tantos amantes al fútbol, al club, al pueblo, todo pudo resurgir.
Entonces, llegó el llamado a Santoni, quien aceptó asumir en un club joven, de pocos recursos y humilde como pocos, pero el “Chelo” impuso su impronta ganadora y se renovaron las esperanzas, las ilusiones.
Y todo fue creciendo y creciendo fecha tras fecha, los triunfos fueron llegando, como los goles, como el buen juego, pero principalmente, a la par de los buenos resultados futbolísticos y, según detallaron ellos mismos, el grupo comenzó a ser más fuerte, más unido, más compacto y más solidario.
Y, a través de ese principal atributo (necesario como el agua para aspirar a ganar), los objetivos planteados pasaron de estar lejos a ser una posibilidad concreta, y los mismos fueron llegando (clasificación, semifinales y final).
No obstante, faltaba el último escalón a lo más alto del podio y ayer lo cumplió. La paso mal, es cierto, pero tal vez fue lo que debió soportar para que al final de la tarde, cuando el sol empezó a esconderse, se desató la emoción, la algarabía y la inmensa felicidad de conseguir el objetivo, de saber que el sueño se hizo realidad: ¡Los Zorros campeón!
El último escalón
El error en su intento de despejar una pelota del pibe Colombano (quien después se quebró emocionalmente), a los ocho minutos, provocó la primera emoción de Los Zorros en la tarde de ayer. Es que Rojas capitalizó la mala suerte del joven marcador central “albirojo” y decretó el 1-0, tras definición cruzada a la salida de Luciani.
Esa, fue prácticamente la única chance de gol clara de la visita en el primer tiempo; el resto fue todo Alumni, que tomó la iniciativa del trámite, realizó una performance destacable, dominó considerablemente a Los Zorros, creó muchas opciones de gol, pero le faltó lo más importante: hacer el gol.
Un poco fue por la impericia en las definiciones, pero el factor principal se debió a la excelente actuación de Ambrosio, quien salvó al minuto de juego, cuando no se entendió con Echevarría; después realizó el “partido de su vida”, ni más ni menos, teniendo una espectacular atajada al final de la primera etapa, al sacarle a puro reflejo y ubicación un cabezazo -a un metro-, de Facundo Depetris.
Movilidad, toque, desborde, posesión, cambio de ritmo... Todo eso mostró el joven elenco local ante un rival que demoró en asentarse en el campo de juego, varió tácticamente al ver que no tenía respuestas para frenar al rival, y apostó a soportar el asedio cerca de su área.
Ya en el complemento, con Los Zorros, en la misma postura de juntar sus líneas en su propio campo, Perossi asumió riesgos, metió mano, quedó con tres atrás e intentó tener mayor desequilibrio en ofensiva, pero la visita pegó primero, otra vez.
Iban tres minutos, Rodríguez (de gran partido) cortó una salida del rival -que quedó mal parado- y cedió rápido a Franco Garis, quien enseguida asistió al rápido Nicolás Ponce, y éste, tras ganarle en velocidad a Colombano, definió con certeza al palo izquierdo de Luciani, y aumentar diferencias: 2-0.
No obstante, en sólo seis minutos, Los Zorros pasó de la euforia del gol a tener que volver a sufrir, debido a que en dicho lapso de tiempo, el árbitro Martínez expulsó a tres jugadores de la visita.
Entonces, Alumni, que fue y fue, a veces correctamente, otras no, igual intentó por todos lados encontrar el gol que le permitiera resurgir pero siempre se encontró con las atajadas de Ambrosio. “Mikelo”, como le dicen al arquero, siguió conteniendo o despejando todo lo que le tiraron, algunas con grandiosas intervenciones.
Por lo que, el partido se fue cerrando en esa tonalidad, con Alumni intentando por todos los caminos posibles, mientras Los Zorros, mostrando coraje, principalmente, y sapiencia para sostener la ventaja.
Hasta que Martínez decretó el final. Y se desató la euforia de Los Zorros, repleto de felicidad, de lágrimas, de risas amplias, de emoción, de sentir en el pecho de cada uno la satisfacción del objetivo cumplido: Los Zorros es campeón, sí señores.
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