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Una foto. En la Redacción de EL DIARIO, Luque debió posar, aunque le costó. Después se llevó las fotos del domingo de gloria |
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Jugar el primer clásico, en su primera temporada en la Liga Villamariense de Fútbol, y marcar el primer gol con la camiseta de Colón, para cualquiera, sería sólo parte de una anécdota. Pero el caso de Diego Rafael Luque va más allá.
Los datos se agigantan porque surgen de una “finalísima” por el título, como sucedió el domingo, y porque ese gol valió nada menos que un título histórico para el conjunto rojo y negro, justo ante el rival de toda la vida, Rivadavia, y en un estadio Plaza Ocampo casi colmado.
“No lo podía creer, cuando llegué al club, los hinchas se querían sacar fotos conmigo”, se sorprende el gringo, dos días después de la épica conquista que le posibilitó a Colón quedarse con la gloria del fútbol local.
Sentado en la Redacción de EL DIARIO, Luque rememoró ayer esos momentos mágicos, a la vez que no paró de mostrar cierta timidez ante los hechos.
“Ni bien hice el gol me dio vergüenza, no sabía qué hacer y me equivoqué porque salí a cantarlo para la otra tribuna hasta que Mansi me agarró y me tiró al piso”, comentó, con una sonrisa.
“El gol es un orgasmo”, supo escribir Eduardo Galeano. Y desde el domingo, lejos de los tantos que supo marcar en la Liga Independiente de Fútbol, Luque entiende a la perfección esa teoría. Y esto, a pesar que sólo tuvo que empujar la pelota a la red.
Pero mejor que él mismo cuente cómo fue la acción del campeonato: “Tiró el centro Navarro, fui a buscarla al área chica, no me imaginé que iba a pasar porque fue Gabetta, Tissera y un defensor de Rivadavia, pero la pifiaron todos y me quedó. Cuando la quise parar, la pelota se me fue para atrás, pero al final le pude pegar”, recordó.
A partir de allí, Luque tuvo una certeza: “Fue el gol más importante de mi vida. Se me cruzaron muchas cosas por la cabeza, desde que empecé a jugar, cuando me golpeé, de mi familia, se me vino todo”, reveló.
Ese momento especial fue compartido por sus seres queridos, cuya confianza por Diego fue tal que hasta se vinieron en masa desde Las Junturas, la pequeña localidad donde viven.
“Somos siete en la familia, mi papá, mi mamá, mis tres hermanas y mi hermano, que tiene siete años y es arquero”, contó Luque. Pero además de ellos, en la tribuna de Colón estuvieron sus abuelos, su novia con sus respectivos padres y cerca de diez amigos.
Encima, en la tribuna del “verde”, otro amigo debió compartir la felicidad, aunque a medias. Y así lo confesó Luque: “Se llama Andrés Germanier, es cabralense y de Rivadavia, por eso se quedó con bronca, pero también me dijo que estaba contento por mí, ya que es mi compinche desde que vine a estudiar a Villa María, entonces le regaló los botines”.
@ De película
Luque lo dijo: vino a la ciudad a estudiar, con la idea de seguir en el fútbol, pero como “profe” de Educación Física, motivo por el cual cursa -desde el año pasado- en el Profesorado Gabriela Mistral.
Atrás tuvo que dejar sus historias en la Liga Independiente, donde defendió los colores de su querido club, 9 de Julio de Las Junturas, aunque también actuó en Colazo, Matorrales y Calchín.
Sin embargo, nunca renunció a la idea de seguir jugando. Después, como muchas historias interesantes que otorga el fútbol, aparecieron los hombres justos en los momentos exactos.
“Mi cuñado trabaja en la balanza que está en el cruce y le contó sobre mí a un policía hincha de Colón, que después hizo los contactos y convenció allá para que me vean”, narró el jugador.
De todas maneras, en las dos primeras semanas de pretemporada, luego de recibir la aceptación por parte del entrenador Leonardo Comba, Luque sufrió lo peor: ruptura parcial del tendón del cuádriceps.
“Me había golpeado y en la pretemporada me sobreexigí, por eso tuve que quedar parado, sólo iba a la cancha y a los entrenamientos para estar con el grupo”, recordó.
Así, debió esperar toda una rueda para ser un jugador disponible en el plantel y recién debutó en la undécima fecha, contra Central Argentino y en el barrio Mariano Moreno, a pesar que fue al banco un domingo antes, en Ticino.
“Nunca pensé que iba a llegar hasta acá”, admitió ayer. Y argumentó: “Ni siquiera había arreglado si me iban a pagar, fui a Colón porque me gusta el fútbol y quería empezar este año”. Por eso dijo estar “agradecido porque se abrieron las puertas”.
“El técnico fue importante porque no me conocía nadie, pero estoy agradecido también porque todos me dieron el apoyo”, añadió.
@ El héroe
El gol del título resultó la mejor forma de retribuir ese apoyo colonista.
Luque pudo lograrlo mientras se convertía en el héroe de una tarde-noche histórica.
“La verdad que fue increíble todo; me di cuenta también por lo que salió publicado en los diarios y por la alegría de la gente en Cabral, pero en ese momento me daba hasta vergüenza, todos me saludaban y había quienes pedían sacarse fotos en el club”, expresó el atacante.
De todas maneras, dejó en claro que el plantel “se tenía mucha fe”.
“Sólo los jugadores y el cuerpo técnico éramos los que realmente creíamos que se podía porque todos daban a Rivadavia como favorito y eso nos dio más fuerzas”, aseguró.
“Mantenerse invicto y ser un grupo unido fue importante, además, mantuvimos la humildad para llegar al título”, agregó.
Así, con el título bajo el brazo, Luque sólo piensa en seguir disfrutando, aunque con la ilusión de tener continuidad en el futuro, siempre dentro del equipo rojo y negro, tal como le contestó a este matutino: “Sí, me quedo en Colón, ahora no me voy más”.
@ Bonetto, el conocido...
Se sabe que Villa María es una ciudad que alberga a muchos estudiantes, desde diferentes puntos de la provincia y el país, por eso Luque no parece ser el único de Las Junturas.
El caso es que, de los nativos de esta pequeña localidad, el delantero de Colón no es el más conocido dentro del fútbol.
El representante “famoso” de allí es nada menos que Marcelo Bonetto, quien jugó en todos los clubes destacados de Córdoba y ahora dirige a Alumni.
Luque reveló que Bonetto es amigo de su papá, Diego Fabián, quien jugó al fútbol hasta que lo retiró una lesión, siendo joven.
“A mí creo que no me conoce tanto, pero con mi viejo son muy amigos”, contó el pibe. Y ahora, ¿Bonetto tendrá en cuenta a su coterráneo en el futuro? “Ja, sería bueno ¿no?”, expresó el delantero, sin ocultar la timidez.
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