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28 de Junio de 2009
Transitando los caminos de la historia - Nota 177
El boicot como modalidad de lucha en los años ‘30
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Escribe:

Jesús Chirino

Si bien el fin de cualquier empresa o comercio es lograr ganancia, algunos propietarios avanzan hasta considerar letra muerta los derechos de los trabajadores. Existen casos en los cuales entienden que la lógica de la maximización de la ganancia está por encima del respeto al prójimo, violando los más elementales derechos de los trabajadores. Para equilibrar de alguna manera el asimétrico poder entre el patrón y el empleado, los trabajadores luchan por sus derechos organizándose colectivamente en entidades gremiales. Así lo entendían los villamarienses que en 1933 dirigieron los destinos del Centro de Empleados de Comercio. En un comunicado de la época planteaban a esa organización como un espacio para la “defensa de intereses generales haciendo respetar las leyes del trabajo”.

Nueva etapa
del gremio de
comercio

Luego de una actuación que conoció altibajos el 5 de octubre de 1933 tuvo lugar la reorganización del “Centro de Empleados del Comercio y de la Industria”. La comisión reorganizadora estuvo conformada por Balbino Pérez, Atilio Negroli Meyer, Paronzini y Eduardo García.

Aquellos eran tiempo duros tanto para los trabajadores como para el pueblo en general. El fraude electoral estaba a la orden del día, el fascismo era cultivado por importantes sectores sociales, la crisis económica mundial afectaba la economía del país y el desempleo hacía estragos en las clases populares, pero la avaricia de algunos sectores patronales no disminuía. La publicación local “Doctrina Radical”, órgano oficial de la UCR, en su número del 26 de octubre 1933, festejó el acontecimiento gremial. Bajo el título “Se constituyó en nuestra ciudad el Centro Empleados de Comercio”, entre otras cuestiones allí se señaló “este despertar de los empleados de comercio, debe valorizarse y estimularse con la adhesión unánime de todos los jóvenes y viejos y también las mujeres que componen este numeroso gremio, el más grande en el país, pero hay que decirlo, el más explotado y mal retribuido”. El cronista sostenía que la realidad social y económica había sacado del letargo a los trabajadores para organizarse y “luchar por el cumplimiento estricto de la jornada legal de las 8 horas, el descanso semanal, la ley del sábado inglés, etcétera, que tan arbitrariamente son violadas por los patrones, en complicidad con el Gobierno que contempla pasivo estas transgresiones”.

Estrategias
de lucha

A poco tiempo de constituida o reorganizada la entidad gremial, sus dirigentes comenzaron a trabajar para hacer respetar la legislación laboral que regía en el momento. Se trató de ilustrar a todos los trabajadores de sus derechos, se peticionó ante las autoridades para que realizaran los controles pertinentes. Los mismos gremialistas participaron de las inspecciones e informaron de los resultados por los medios de la prensa.
Por su parte la patronal no cedía en su incumplimiento de leyes como la del Sábado Inglés y la que limitaba a ocho horas la jornada laboral. El 21 de octubre el diario Tercero Abajo haciéndose eco de la situación señaló que en la ciudad existían casas comerciales que obraban “…con la mayor impunidad frente al trabajo de menores, sábados y domingos” y otras violaciones a la leyes relacionadas con el trabajo.

Comercios
violando leyes
laborales

En la edición del 9 de noviembre de “Doctrina…” se comentó que ante la reiterada violación de la Ley del Sábado Inglés, la organización consiguió la participación policial en los controles. Fue así que se hicieron “presentes en varios negocios constatando que en ellos se violaba la Ley. Dichas casas eran: la Despensa Argentina de los señores Vodanovic, la casa de Ramos Generales de los señores Rigo e Hijos y la tienda La Puerta del Sol”.

La crónica señala que al hacerse evidente la presencia de la dirigencia del Centro de Empleados, los trabajadores de La Puerta del Sol, quizás por orden de la patronal, salieron corriendo pretendiendo huir del lugar para hacer fracasar la constatación del trabajo en día sábado a la tarde. El accionar de los agentes de Policía permitió que tres dependientes fueran alcanzados, siendo correctamente identificados.

El sentido de la
organización

La organización de los trabajadores era más que necesaria para resistir el avance sobre las conquistas del sector. Por intermedio del periódico local “Tercero Abajo” los trabajadores hicieron conocer que se reorganizaban “para hacer respetar las justas conquistas del gremio, que desde luego costaron muchos sinsabores y sacrificios ya que los gobiernos de modo propio, sin distinción de banderías políticas, jamás hicieron nada a favor de los empleados y sí mucho en favor de los que siempre exprimieron y siguen exprimiendo a los trabajadores”.

A raíz de los controles impulsados por los dirigentes gremiales sobrevino la reacción de la patronal. Así fue que en el mismo noviembre de 1933, en una resolución gremial, se señaló que “atento al proceder vergonzoso adoptado por un comerciante local, como torpe represalia a la acción que viene desarrollando este Centro en defensa de intereses generales haciendo respetar las leyes del Trabajo, que vienen siendo infringidas con todo descaro por comerciantes inescrupulosos y considerando que es deber de esta agrupación al censurar y combatir todos aquellos actos del comercio que signifiquen un atropello y desconocimiento a las conquistas de la clase trabajadora. Que es de urgente necesidad tomar medidas que terminen de una vez por todas con las que se empeña en colocarse al margen de las leyes violando sus disposiciones”.
Teniendo en claro qué debían defender los trabajadores, en reunión plenaria, resolvieron repudiar “las medidas de violencia puestas en prácticas por la Casa Cipriano Rigo e Hijos de esta ciudad, dejando cesante sin motivos que justifiquen el atropello a dos meritorios empleados, como lo son los señores A. Díaz y Félix Peiretti”. Se declaró un “boycott (sic) efectivo a la casa Rigo, hasta tanto sean repuestos en sus cargos los empleados aludidos y pedir al público en general acompañe a los empleados en esta justa cruzada, contra los que, aprovechando los momentos actuales de hambre y miseria pretenden avasallar las conquistas obtenidas por la clase trabajadora tras largo tiempo de sacrificios”.

No tenemos datos de la puntual reincorporación de los trabajadores suspendidos, sí sabemos que el accionar del gremio fue decidido y logró avances en la lucha gremial en Villa María. El boicot a la Casa Rigo tuvo gran cobertura por parte de los medios de prensa. Un diario local tituló “La Casa Rigo desahoga en sus empleados la bilis natural de sus propietarios”, el subtítulo aclaraba “Los empleados de comercio boicotearon a los irascibles almaceneros”.

Los trabajadores confeccionaron volantes con la resolución gremial que fueron repartidos en la ciudad haciendo conocer qué pasaba en el comercio de Cipriano Rigo, a la vez solicitaban el acompañamiento de los vecinos en el repudio del hecho. El volante rezaba “sea usted consciente: no compre en esta casa que no merece el favor de los consumidores. Aconseje a sus amigos y familiares que hagan lo mismo y habrá contribuido a salvar una injusticia”. Luego aclaraba que si se iniciaba una “guerra” contra el egoísmo se contribuiría a mejorar “la situación del país”.

Leyendo los escritos de los trabajadores de aquella época, descubrimos que la fuerza de sus planteos continúa interpelándonos ante una realidad social en la que no siempre se cumple con la legislación laboral.

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