Ya pueden adivinarse los primeros llamados telefónicos de unos a otros. La pérdida de la mayoría por parte del oficialismo kirchnerista permite imaginar las comunicaciones desde sus filas (de Carlos Heller a Pino Solanas, de Daniel Scioli a Martín Sabbatella, de Néstor Kirchner a todos...). Como pueden adivinarse los cruces de llamados de Mauricio Macri, Gabriela Michetti y Francisco De Narváez a Carlos Reutemann, a Mario Das Neves... Los de Luis Juez a Elisa Carrió, a Hermes Binner y Rubén Giustianiani..., los de Julio Cobos a Oscar Aguad, antes de charlar con los demás... Están obligados a hablar. Ahora, si lo hacen solamente con vistas al año 2011 y no para darle al país las leyes y la estabilidad que necesita, estamos más lejos del futuro que antes de las elecciones celebradas ayer. Y decimos esto porque algunos de los derrotados hablaban anoche como distraídos, como si el llamado de atención de la sociedad (por no decir el cachetazo) no fuera para ellos. El país les ordenó hablar. La gente pensó mucho el sufragio -como en Córdoba, donde hubo un corte de boletas pocas veces visto-. Y ellos tendrán que pensar cómo van a retribuirle a esos ciudadanos pensantes, que en un altísimo porcentaje volvieron a aceptar el llamado de la democracia, a pesar del tiempo, a pesar de la epidemia de gripe, a pesar de los pesares de la vida cotidiana... S.V.
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