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Tras la confesión de Suárez, el fiscal Francisco Márquez y el abogado defensor coincidieron en pedir la pena que luego aplicó la jueza Silvia Saslavsky de Camandone (fotos de archivo) |
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A requerimiento del fiscal de Cámara y con el acuerdo de la defensa, la jueza Silvia Saslavsky de Camandone condenó ayer a un joven oriundo de Arroyo Cabral, quien a principios de este año mató de varios disparos a un vecino, tras mantener una discusión a raíz de una deuda económica.
Miguel Ezequiel Suárez, alias “Gringo”, fue declarado autor responsable del delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” y se le impuso una pena de 10 años y ocho meses de prisión, el mínimo previsto por la legislación argentina.
Suárez, un albañil de 26 años de edad domiciliado en 25 de Mayo sin número de aquella localidad, reconoció su responsabilidad penal en el hecho que se le atribuía y que tuvo como víctima a Erasmo José Morelli, de 45 años.
La confesión lisa y llana del trabajador de la construcción posibilitó que en el juicio oral y público se realizara bajo la modalidad de trámite abreviado, omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala de audiencias ubicada en el quinto piso de los Tribunales de Villa María.
A la hora de los alegatos, el fiscal Francisco Márquez solicitó la pena finalmente aplicada, postura a la que luego adhirió el abogado defensor, Eduardo Luis Rodríguez.
Como Suárez carecía de antecedentes penales, pudo acceder al mínimo de la sanción prevista por el Código Penal de la Nación para el delito de referencia (ver “Qué dice la ley”).
@ Por unos pesos
El hecho que llevó a la cárcel a Suárez se produjo al caer la tarde del sábado 10 de enero de 2009 (hace menos de seis meses) en un descampado cabralense conocido como “Harinera Danna”, donde varios vecinos de aquella población se encontraban jugando a las bochas.
En un determinado momento se produjo una discusión entre un hijo de Morelli, de 17 años, y Suárez a raíz de una deuda de 400 pesos que éste mantenía con el adolescente, por lo que instantes después se sumaron a la disputa verbal un medio hermano del homicida, Jorge Nicora, y la propia víctima.
En esas circunstancias, Suárez se subió a su moto, una Kawasaki Ninja de alta cilindrada, y se retiró del lugar, pero regresó pocos minutos después con una carabina calibre 22.
Todavía subido a la moto, el agresor disparó cinco o seis veces hacia donde se encontraba José Morelli. De inmediato se bajó del rodado, se arrodilló y volvió a disparar una cantidad similar de proyectiles, tras lo cual se alejó raudamente del descampado.
@ Once disparos
En total fueron 11 los balazos que salieron de la carabina, tres de los cuales alcanzaron la humanidad de Morelli: uno en la región abdominal, otro en zona inguinal y tercero (el más grave de todos) ingresó por la espalda y le perforó el páncreas.
Malherido, Morelli fue trasladado de urgencia al Hospital Regional Pasteur, donde permaneció internado en grave estado, y murió cuatro días después por una asepsia generalizada.
Suárez estuvo prófugo tres días y, acompañado por su abogado, se entregó a la Policía villamariense el martes 13 de enero, cuando la víctima todavía se encontraba con vida. Por entonces, el joven albañil estaba imputado como presunto autor de “homicidio en grado de tentativa”, pero la carátula cambió al día siguiente.
José Morelli se ganaba la vida como changarín, estaba casado y era padre de tres hijos, con quienes vivía en Intendente López 916, en la vecina población.
@ Qué dice la ley
El artículo 79 del Código Penal establece que “se aplicará reclusión o prisión de ocho a 25 años al que matare a otro, siempre que en este Código no se estableciere otra pena”.
En tanto, el artículo 41 bis del mismo cuerpo legal precisa que “cuando alguno de los delitos previstos en este Código se cometiera con violencia o intimidación contra las personas mediante el empleo de un arma de fuego, la escala penal prevista para el delito de que se trate se elevará en un tercio en su mínimo y en su máximo, sin que ésta pueda exceder el máximo legal de la especie de pena que corresponda”.
Esto quiere decir que el delito de “homicidio simple” se agrava cuando se utiliza un arma de fuego para cometerlo, con lo cual los extremos de la escala penal se elevan en un tercio. Así, el mínimo pasa de ocho años a 10 años y ocho meses, y el máximo (25 años) se eleva a 33 años y cuatro meses de prisión.
@ La condicional
Con buena conducta durante el período de detención, y como consecuencia de ser un condenado primario, Miguel Suárez podrá obtener el beneficio de la “libertad condicional” cuando cumpla las dos terceras partes de la pena impuesta en la víspera, es decir siete años, un mes y 10 días.
Detenido desde el 13 de enero pasado, el confeso homicida de Morelli estará en condiciones legales de dejar la cárcel de barrio Belgrano a fines de febrero de 2016.
@ Gritos en la sala
Instantes después que la jueza Saslavsky dispusiera un cuarto intermedio tras escuchar los alegatos de las partes, y previo al dictado de la sentencia, familiares y allegados a Morelli -que se encontraban en la sala de audiencias- increparon verbalmente a Suárez.
“¡No te va a servir para nada la juventud, porque algún día vas a salir!”, exclamó en tono amenazante un hermano del hombre asesinado, al tiempo que la viuda de Morelli le gritaba “¡asesino, asesino!... dejaste a tres chicos sin el padre”.
Este incidente, que afortunadamente no pasó a mayores, llevó al ayudante de primera Walter Hinny a reforzar la seguridad en la sala para cuando se diera lectura al veredicto, pero llegado ese momento las nueve personas que habían seguido el juicio ya se habían retirado de Tribunales.
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