Héctor Romero y Cecilia Acosta están orgullosos de la tarea que desarrollaron “para recuperar un club de barrio, bien social, para que sirva a los vecinos como centro de reunión y recreación, nada más...”.
Dicen que estudian la organización una gran fiesta barrial para el Día del Niño y remarcan que “se le han prestado las instalaciones solidariamente al Instituto Especial del Rosario”, para agregar que “el pecado capital que cometimos parece ser el haber prestado también el local para que Raúl Costa hiciera una choripaneada”.
“A partir de ahí, nos anunciaron telefónicamente que nos iban a clausurar y esa misma tarde cumplieron. No quisieron consignar en el acta que tenemos los matafuegos, los detectores de humo, que pusimos los baños en funcionamiento, nada... Y estamos rodeados de bares con piso de tierra y techo de chapa, a los que nadie de la Municipalidad les dice nada... ¿Cómo no nos vamos a sentir perseguidos?”, preguntan luego.
Romero y Acosta señalan que “todo venía bien” y que “el funcionario Héctor Bersano ya nos había pedido todos los papeles para ir a Sociedades Jurídicas a poner todo al día, pero ahora eso se paró y no sólo eso, nos ponen la franja de clausura”.
Señalaron que “toda la papelería quedó en manos de Bersano y otros funcionarios que están al tanto de lo que nos pasa son Martínez y Mulinetti, lo que no sabemos es si el intendente Eduardo Accastello está al tanto”.
“Nosotros queremos llegar a él y decirle que somos un grupo que no tiene intencionalidad política, no queremos ser una unidad básica ni un comité ni nada. Solamente queremos cumplir con la función social en la que pensaron los fundadores hace 68 años. Por eso arreglamos las canchas de bochas, cambiamos vidrios y todo lo demás que vamos construyendo con el dinero que juntamos en polladas y con lo que sacamos en el bar...”, agregaron.