El camarista René Gandarillas condenó ayer a un villamariense que entre diciembre de 2003 y una fecha no precisada de 2005 manoseó impúdicamente a una menor de su entorno familiar.
Se trata de José Alberto Bossa, de 38 años de edad, quien llegó a juicio acusado como presunto autor de “abuso sexual sin acceso carnal, gravemente ultrajante, calificado por el vínculo y continuado”, y curiosamente compareció en libertad.
La causa por la que fue procesado -y ahora condenado- es de vieja data, ya que fue elevada a juicio por el fiscal Gustavo Atienza el 12 de setiembre de 2006. Desde entonces y hasta la fecha, se produjeron diferentes incidentes jurídicos, entre ellos un pedido de “probation” (suspensión del juicio a prueba) que finalmente no prosperó, además de haberse registrado durante el proceso dos cambios de defensor.
En esas circunstancias, Bossa llegó a la audiencia de la víspera en libertad y se retiró de igual manera ya que la sanción fue en suspenso por dos razones fundamentales: primero, por la ausencia de antecedentes por parte del acusado, y segundo porque el abogado que lo patrocinó en el juicio logró que se cambiara la calificación legal incluso antes de entrar a la sala ubicada en el quinto piso de Tribunales.
En efecto, el letrado Antonio Alarcos terminó acordando con el fiscal Francisco Márquez que el juicio fuera de trámite abreviado, pero luego de debatir los pormenores de la causa, a tal punto que el acusador público había ofrecido en esas deliberaciones previas una condena de ocho años de prisión, obviamente de cumplimiento efectivo.
Parcial confesión
A poco de comenzado el debate (a puertas cerradas porque los hechos son de instancia privada), y tras la lectura de la pieza acusatoria, Bossa pidió declarar y admitió haber manoseado a la chiquita en varias oportunidades, pero negó terminantemente que la hubiera tocado con su miembro en la zona genital.
Así las cosas, quedaron sin efecto dos de los agravantes que tenía la imputación primigenia y el fiscal terminó solicitando la pena finalmente impuesta (tres años de prisión en suspenso por “abuso sexual sin acceso carnal, calificado por el vínculo”), postura a la que adhirió el defensor.
Al dictar sentencia, el juez Gandarillas impuso una serie de reglas de conducta, entre ellas la imposibilidad de acercarse a la menor, que vive con la madre y sus hermanos.
La declaración de Bossa tuvo su respaldo probatorio en parte de las pruebas colectadas en el expediente, entre ellas la sesión de Cámara Gessell que se le realizó a la menor, quien a la fecha de los hechos tenía entre 2 y 5 años.
Asimismo, la confesión posibilitó que el juicio fuera de trámite abreviado, es decir sin la recepción de testimonios en la sala de audiencias, por lo que el proceso oral no demandó más de una hora de debate.
Cuando concluyó, Bossa debió aguardar unos cuantos minutos en la sala hasta que llegaran dos efectivos policiales. Es que en el pasillo se encontraban la mamá, hermanos y tíos de la víctima, quienes a través de la puerta (que se hallaba cerrada por las características del proceso) insultaron a viva voz al condenado.
“La vas a pagar”
“Ya vas a ver lo que te va a pasar”... “la vas a pagar hijo de puta”, fueron algunas de las expresiones que se escucharon en los pasillos del quinto piso, pero por fortuna el incidente no pasó a mayores.
José Bossa nació en Villa María el 24 de abril de 1971, registra último domicilio en Piedras 1663 y actualmente está desocupado, aunque supo trabajar como cocinero en la ciudad de Córdoba.
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