Escribe: Federico Gazzoli
En un partido caliente que tuvo tres expulsiones (todas del visitante) en Plaza Ocampo, Alumni derrotó como local por 3 a 1 a Central Argentino en la ida de la Promoción y quedó muy bien perfilado para lograr el ascenso a la máxima división de la Liga Villamariense, cuando aun restan 90 minutos por jugarse.
El encuentro fue suspendido por Claudio Aldecoa a los 40 minutos del segundo tiempo, debido a que el asistente Daniel Ceballos acusó falta de garantías luego del bochorno que se desató en el terreno de juego con la expulsión de Lucas Pino por doble amarilla y en el que la gente de Central repartió golpes para todos lados.
Desde el comienzo, el "fortinero" fue superior a su rival, adueñándose de la pelota y usando de ella con claridad y seguridad para generar espacios. De esta manera llegó la apertura del marcador cuando, luego de varios toques, Diego Vicario ingresó al área y fue derribado por Pino, por lo que Aldecoa no dudó en señalar penal.
El encargado de ejecutarlo fue Lucas Damiani, quien cambió pena máxima por gol con un derechazo potente a la derecha de Fabricio Garetto, quien había volado hacia ese costado, pero no pudo interceptar un balón alto para su posición.
Cerca de la primera media hora de juego, Alumni tuvo una meseta futbolística y fue así que a los 32’ el "expreso rojo" llegó al empate cuando, luego de una serie de rebotes dentro del área, Luciano Giraudo la empaló para la entrada por derecha de Diego Montivero, quien conectó de cabeza con el arco vacío para marcar el empate transitorio.
Cuando se jugaba el primer minuto adicional en el conjunto dirigido por Marcelo Sachetto se retiró lesionado Giraudo, ingresando en su lugar Francisco Santunione.
Ya desde el inicio de la etapa complementaria el combinado de Amadeo Perossi salió decidido a retomar las riendas del juego para ganar este primer partido de Promoción; iban tan solo 3’ cuando Vicario ganó otra vez por la derecha y metió un centro al área chica que la defensa de Central despejó corto, permitiendo la aparición de Marcelo Aimar, quien reventó el arco con un derechazo que sirvió para poner nuevamente a Alumni en ventaja, ahora por 2 a 1.
El sector derecho del ataque "rojiblanco" era el más propicio para crear situaciones de riesgo y el tercer gol no fue la excepción a esta regla. Sobre los 14’ quien ganó por esa zona fue Carlos Morcillo, quien llegó hasta el fondo y metió un centro preciso que encontró el cabezazo goleador de Federico Depetris, lo que sirvió para decretar el 3 - 1 local.
De ahí en adelante Alumni bajó un cambio y se dedicó a cuidar la pelota sin complicarse en el fondo y aprovechando al máximo cada pelota parada. Por esta vía tuvo dos claras; la primera, a los 18’ cuando Damiani reventó el travesaño con un tiro libre desde la izquierda y la segunda, por el mismo camino, a los 22’ cuando un disparo de Matías Barbuio se fue muy cerca del palo izquierdo de Garetto.
La primera expulsión de la visita llegó a los 24’ cuando Leandro Márquez vio su segunda amarilla.
En el medio de las bajas, Leonel Luciani envió al corner con una gran atajada un cabezazo de Montivero que hubiese sido un descuento importante para afrontar con más chances el partido revancha. Pero las expulsiones siguieron; a los 38’ se fue Santunione, aparentemente, por exceso verbal. Y la última roja llegó a los 40’ cuando Pino vio la segunda amarilla y reaccionó muy mal, arrojándole una patada a Aldecoa, lo que generó un gran descontrol porque derivó en la suspensión del encuentro por falta de garantías, debido al pedido del asistente Daniel Ceballos, quien manifestó no encontrarse en condiciones de seguir dirigiendo.

La figura

Diego Vicario cumplió muy bien en un puesto no habitual para él (doble volante central) y cuando tuvo tiempo se fue al ataque para generar la jugada en la que le cometieron penal y se decretó la apertura del marcador. Además, se proyectó por derecha para generar el segundo tanto. Estuvo bien acompañado por Arce y Morcillo. En la visita se destacaron Montivero y Delfino.

El árbitro

En líneas generales, fue buena la labor de Claudio Aldecoa, quien se mostró muy firme y seguro a la hora de amonestar y expulsar por jugadas que así lo ameritaban. Lo único para reprocharle, pero que no alteró el desarrollo del juego, fue sancionar jugadas puntuales en las que algunos jugadores utilizaron el codo para ganar la posición sobre sus rivales.