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Ayer, mucha gente llegó al Casino y lo encontró cerrado - Los bares optaron por sacar mesas afuera y ampliar espacios |
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La gripe A cambió el ritmo del sábado a la noche en la ciudad. Fue una Villa sin párpados atacada por la fiebre de una patología invasora.
“La ordenanza se cumplió, muy pocos negocios abrieron”, dijo ayer el titular de Seguridad Ciudadana, Héctor Berssano, consultado por EL DIARIO.
Y así fue. Los boliches bailables cerraron sus puertas, lo mismo hizo el cine, el Bingo y el Casino.
Algunos propietarios convencidos de que la ordenanza aprobada el mismo sábado por el Concejo Deliberante, prohibiendo este tipo de reuniones, era muy buena y otros creyeron que la medida era injusta.
“La mayoría de los negocios está aceptando y entendiendo lo que significa esta enfermedad, el riesgo que supone”. Palabras del funcionario municipal.
Los bares y restaurantes abiertos respetaron la separación entre mesas y no hubo necesidad de infracciones. “La norma fue respetada, el 90% de los negocios cerró y no se labraron actas”, informó Berssano.
Pasadas las 22, numerosas personas esperaban en las puertas del Casino. Gente que había venido de otros lugares y desconocía la medida.
Algunos propietarios se enteraron avanzada la noche de la resolución legislativa a través de una nota.
No faltó quien pusiera el grito en el cielo y dijera por qué ellos sí y nosotros no.
Tal fue el caso de Miguel Angel Qinteros, vicepresidente del Club de los Abuelos, que se quejó ante nuestro matutino “por el trato preferencial” que tuvo ayer a la madrugada el salón S’pecial de Manuel Angel Ruiz.
“Mientras nosotros suspendimos el baile de anoche y el del día 8, en el salón de Ruiz hubo fiesta hasta las cinco de la madrugada. Parece que hay hijos y entenados”, precisó Quinteros.
En este sentido, Berssano afirmó que “el salón de Ruiz está habilitado para fiestas” y por lo tanto respetó el 50% de la capacidad y pudo abrir.
A los responsables del Bingo Imperial también le pareció una medida injusta. “Nosotros tenemos mesas bien separadas, como un restaurante, podríamos haber disminuido la capacidad y no cerrar”, dijo una fuente del lugar.
“Una cosa es un boliche que están todos apretados y otra es un espacio que puede tener un metro y medio de distancia entre una persona y otra”, fue otro de los reclamos que se escuchó entre la fiebre de sábado.
La gente, por su parte, optó en su mayoría por las reuniones en casa. Los que alquilan vídeos agradecidos.
Las películas fueron una de las alternativas preferidas de los que se resignaron al encierro, precisamente el fin de semana.
La decisión no tiene fecha de vencimiento. El comité irá evaluando día a día hasta cuándo seguirá la necesidad del cierre de lugares de concurrencia masiva. Lo que la gripe A permita.
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